Buscan mejorar las políticas y normativas para los agricultores familiares

Un sector que aporta alrededor del 80 por ciento de los alimentos que se consumen a nivel nacional.

Investigadores del CONICET y de la Universidad Nacional de La Matanza hacen relevamientos sobre agricultores familiares de la zona periurbana de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Con estas herramientas, buscan proponer políticas públicas y normativas específicas para este sector.

Nicolás Camargo Lescano (Agencia CTyS-UNLaM)- A partir de dos proyectos con sede en la Universidad Nacional de La Matanza, investigadores trabajan en la propuesta de herramientas específicas para el trabajo de la agricultura familiar. Las líneas de estudio, que incluyen relevamientos en la zona periurbana de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, intentan formalizar a un sector que, en su enorme mayoría, queda dentro de la informalidad por no poder adaptarse a las normativas actuales.

“La agricultura familiar es aquella donde la mayor parte de mano de obra es familiar.
No necesariamente se trata de pequeños productores. Y es clave dentro de la producción agrícola argentina: incluye a más del 70 por ciento de los productores del país y aporta alrededor del 80 por ciento de los alimentos que se consumen a nivel nacional”, destacó a la Agencia CTyS-UNLaM María Carolina Feito, investigadora independiente del CONICET con sede de trabajo en el Departamento de Derecho y Ciencia Política de la UNLaM.

Feito también resaltó que el sector resulta esencial en varios sentidos, más allá del aspecto económico. “La agricultura familiar permite el cumplimiento del derecho a la alimentación, un derecho básico establecido en 1948 y respaldado por varias resoluciones internacionales, a las cuales Argentina adhirió. Entonces, permite no sólo
este derecho a la alimentación, sino a que esta última sea adecuada y con calidad nutricional”, ponderó.

El equipo de investigación está integrado por docentes investigadoras de UNLaM y de la Universidad Nacional de Hurlingham (UNAHUR), becarias del CONICET y becarios estudiantes de los Departamentos Derecho y Salud de la UNLaM. Entre sus tareas, realizan trabajos de campo -virtuales, por la pandemia- y relevamientos sobre los
agricultores familiares de la zona periurbana de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

 

En el último tiempo, además, aportaron con la puesta a punto y fortalecimiento de protocolos COVID19 para la comercialización de los productos en mercados mayoristas y minoristas, entre otros aspectos.

“Es un sector que necesita políticas públicas diferenciales específicas. Hay muchas dificultades para que los agricultores familiares se adapten a las normativas existentes.

A modo de ejemplo, el Código Alimentario Argentino no está pensado para la pequeña producción ni para mercados locales, tiene estándares muy elevados que muchas veces los agricultores familiares no llegan a cumplir”, especificó Feito.

“La meta, asimismo, es formalizarlos, corrigiendo y adaptando normativas para este sector tan importante de la economía argentina”, agregó.

Para lo que es el territorio de La Matanza, la mayoría de la agricultura urbana y periurbana se ubica en las localidades de Virrey del Pino y González Catán. De acuerdo a lo relevado por el equipo de investigación, el sector rural abarca la tercera parte del territorio matancero, incluyendo las localidades antes mencionadas, Gregorio de
Laferrere y 20 de Junio.

Parte de los resultados de uno de estos proyectos de investigación se publicarán próximamente en el libro “Políticas públicas, agricultura familiar, producción y comercialización agroalimentaria en el periurbano bonaerense. El partido de La Matanza”, editado por Río Cultura Ediciones y coordinado por Feito. En la obra, a la que se podrá acceder de forma libre y gratuita en el repositorio digital de la UNLaM, se detallan los resultados de las encuestas realizadas a 30 productores matanceros.

“El relevamiento muestra que los productores matanceros son familiares periurbanos, dado que las unidades económicas se localizan principalmente en zonas periurbanas, la mayoría se dedica a una sola actividad agropecuaria y los trabajadores permanentes del establecimiento son en su mayoría familiares del productor”, detalló la investigadora del CONICET.

Investigación, acción y extensión
Además de Feito, el equipo está coordinado por Noelia Vera, investigadora en la UBA y gerenta de Alimentación Sana, Segura y Soberana del Mercado Central; y Alejandra Ricca, investigadora de la Universidad Nacional de Hurlingham.

Entre las distintas instituciones, el equipo viene trabajando con la Estación Experimental Area Metropolitana de Bs As (EEA AMBA) del INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria), SENASA (Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria) y con el INAL (Instituto Nacional de Alimentos), que depende de la ANMAT (Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica).

“Estas instituciones nos solicitan que, desde la academia y las investigaciones científicas, brindemos material y fundamentación que justifiquen en los sectores jurídicos de esos organismos los cambios en las normativas, para mejorar la calidad de vida de los productores. De esta forma, el proyecto tiene su faceta investigativa, pero
también la parte de acción participativa y extensión”, resumió la investigadora.

En materia jurídica, Argentina cuenta con la Ley 27.118 de “Reparación histórica de la agricultura familiar para la construcción de una nueva ruralidad en Argentina”, promulgada en 2014 y pionera en Latinoamérica, en la que Feito participó de los debates y foros para debatir sobre sus alcances.

“Uno de los aspectos claves de la ley es que define como sujeto beneficiario de la misma a los inscriptos en Registro Nacional de Agricultores Familiares (RENAF). Es decir, si no estás en el RENAF, no sos beneficiario de la Ley. Desde la academia estamos haciendo también un acompañamiento para que los productores se inscriban y
acompañarlos en el proceso”, agregó la investigadora.

Trabajo articulado para brindar soluciones integrales

Además de este proyecto, Feito tiene otras líneas de investigación, vinculadas con la misma temática. Dentro de la UNLaM, la doctora en Ciencias Antropológicas dirige, además de un proyecto CYTMA (Programa de Investigación Científica, Desarrollo y Transferencia de Tecnología e Innovaciones) 2019, uno de los proyectos seleccionados
del Programa Vincular 2020, impulsados por la Secretaría de Ciencia y Tecnología de esta universidad.

“Se trata de un proyecto muy específico, para hacer análisis de laboratorios de los productos elaborados artesanalmente, como conservas, encurtidos, dulces, vinagres, mieles y panificados, entre otros. Nos parece fundamental sumar el tema de la cultura de inocuidad alimentaria y elevar los estándares de medición”, detalló Feito.

Este proyecto, además, se enmarca en actividades realizadas en la Feria de la UNLaM “Del Productor al Consumidor, la Soberanía Alimentaria entra a las Aulas”, en la que Feito tiene también un largo recorrido en su rol de miembro del equipo coordinador.

“En 2019 hicimos asesoramiento personalizado a los feriantes, explicando cómo corregir la elaboración para que pudieran volver a vender sus productos”, detalló.

Una de las experiencias más importantes en este sentido, durante el período de pandemia, fue “La Feria con Vos”, apoyada desde el INTA AMBA y que consistió en el armado de canastas con productos elaborados artesanalmente, distribuidos luego mediante nodos en Zona Oeste y entregas a CABA.

“La pandemia cambió muchas dinámicas y lógicas, la gente empezó a cuestionarse qué era lo que comía y de dónde provenía. Y también estallaron los circuitos cortos, que son los que venimos apoyando y publicitando desde hace muchos años y que posibilitan la cercanía entre el productor y el consumidor”, analizó.

Recientemente, además, un proyecto que Feito integra y que dirige la doctora en Química Alejandra Ricca, de la UNAHUR, fue seleccionado entre los proyectos ganadores de Ciencia y Tecnología contra el Hambre, impulsados por el Gobierno Nacional.

“Se trata de una enorme articulación, dirigido desde la UNAHUR pero que también incluye a la UNLaM, a la Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS), a los Ministerios de Desarrollo Agrario y de Producción, Ciencia e Innovación Tecnológica de la Provincia de Buenos Aires, al SENASA, al INTA y al Mercado Central de Buenos Aires. Y será pionero porque se trabajará especialmente en la inocuidad alimentaria, desde el derecho a la alimentación, algo muy poco frecuente que se haga interdisciplinaria e interinstitucionalmente”, concluyó.

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