Tienen los ojos hundidos en ese surco que ya es refugio de los primeros plantines de la incipiente huerta. El técnico y el niño posan su mirada en el mismo punto… allí donde la vida comienza a brotar desde la tierra.

Todo ocurre en la Escuela Especial N° 501 de Avellaneda con el apoyo del INTA AMBA en el marco del Programa Prohuerta (INTA/MDSN).

Adriano De Liberto, técnico del INTA Avellaneda, destaca la labor que se realiza en esta escuela junto a los docentes y alumnos: “Armamos la huerta desde el comienzo. Es una experiencia única ver como los chicos también se suman a esta tarea de ver crecer sus propios alimentos”. El maestro que entusiasma a los niños en la propuesta es Fabricio Bon.

Desde el INTA AMBA se remarca la importancia de contar con estos espacios ya que dan un mensaje a todas las familias de que todo lugar puede ser utilizado para una huerta que sirve para generar alimentos y, además, es un pulmón verde.

Los técnicos del INTA ayudan a preparar la tierra, formar los canteros y comenzar la siembra de la colección de semillas de Otoño – Invierno del Programa Prohuerta (INTA/MDSN).

“También trajimos plantines que elabora nuestro compañero de la agencia Mario Castro. Es, sin dudas, una experiencia única que está buenísima”, dice De Liberto.

Sustentabilidad

Los chicos con toda su frescura van apuntalando cada plantín: “Parte de nuestra labor es preparar el terreno: dejar el espacio suficiente para que siembren cada semilla o plantín y que los niños puedan con sus propias manos ir colocándolas en hileras. Es muy lindo acompañar ese momento”, agrega el técnico.

Las huertas urbanas educativas son clave para integrar la educación ambiental a la curricula escolar, la búsqueda de la promoción de la salud y la conciencia sobre la problemática del medio ambiente, entre otros objetivos.

De Liberto resumió que las huertas son “imprescindibles para que se pueda tomar dimensión sobre la necesidad de contar con lugares verdes donde pueda cosecharse de manera agroecológica y sustentable”.