Aniversario “brillante” de la parroquia San Pedro Armengol

El pasado 21 de junio la comunidad parroquial de San Pedro Armengol, en la localidad de Gerli, celebró el 75° aniversario de su nacimiento, sus bodas de brillante, con una santa misa presidida por el obispo de Avellaneda-Lanús, monseñor Rubén Oscar Frassia, y concelebrada por el párroco, presbítero Ezequiel Bula, y el padre fray Carlos Gómez O. de M., que vino en representación de la Orden de la Merced.

La extensa y populosa localidad de Gerli pertenece eclesiásticamente al obispado de Avellaneda-Lanús, y para hacer honor a esa doble denominación, Gerli tiene la mitad de su territorio en el partido de Avellaneda y la otra mitad en el partido de Lanús. A escasos cien metros del límite entre ambos distritos, hace 75 años, el arzobispo de La Plata, cuya jurisdicción abarcaba entonces el actual Gran Buenos Aires, erigió la parroquia San Pedro Armengol.

 

 

Fue el 21 de junio de 1942. El arzobispo de La Plata que dispuso la creación de esta parroquia fue monseñor Juan Pascual Chimento, quien antes había sido obispo de Mercedes.

 

El pasado 21 de junio la comunidad parroquial celebró el 75° aniversario de su nacimiento, sus bodas de brillante, con una santa misa presidida por el obispo de Avellaneda-Lanús, monseñor Rubén Oscar Frassia, y concelebrada por el párroco, presbítero Ezequiel Bula, y el padre fray Carlos Gómez O.de M., que vino en representación de la Orden de la Merced.

 

“¡Qué bueno es tener memoria -comenzó diciendo en su homilía monseñor Frassia- y cómo nos ayuda a entender la realidad! Más vale vivir un día en la Casa de Dios que mil días fuera de ella. El actor principal de esta historia es el mismo Espíritu Santo, es Dios, que fue suscitando en aquellos hombres y mujeres, los pioneros, que esta su casa fuera visitada por todos y que fuera un lugar de gracia, de oración, de alabanza, de comunión y de servicio”.

 

La parroquia San Pedro Armengol fue fundada por los frailes de la Orden de la Merced, quienes por gestión de don Luis Lado Vidal y otras personas del lugar, entre ellas don Roberto Santamaría, lograron adquirir una propiedad sobre la avenida Pavón (hoy Hipólito Yrigoyen) al 2700, en la que había un cafetín donde se reunía gente de mal vivir. De ahí el nombre del patrono de la parroquia, San Pedro Armengol, un santo del siglo XIII, quien antes de su conversión y su ingreso a la Orden de la Merced había sido jefe de bandoleros que infestaban los caminos y montañas del reino de Aragón y el condado de Barcelona.

 

Durante el primer año la misa dominical se celebraba en un pequeño salón vecino, al que los padres mercedarios venían todos los domingos desde la localidad de Ranelagh donde tenían el postulantado de la Orden, mientras se construia el primer templo que con el paso de los años quedó chico y fue sustituido por el actual, más amplio y de líneas modernas, en cuyo altar hay una bella imagen de la Virgen de la Merced, una advocación mariana que tanto influyó en la vida del general Manuel Belgrano y en la historia argentina.

 

Los Padres mercedarios la atendieron durante 64 largos años. En diciembre de 2005, debido a la escasez de sacerdotes, la Orden de la Merced trasfirió la atención de la parroquia a la diócesis de Avellaneda-Lanús, por lo que desde entonces está a cargo del clero diocesano.

 

“A lo largo de estos 75 años -dijo en otro momento de su homilía monseñor Frassia-, Dios fue suscitando historias, personas, comunidades, congregaciones, donde cada uno ha contribuido con su aporte, su entrega, su vida, su generosidad. Y Dios, que tiene memoria de todo porque es eterno, nunca se va a dejar vencer en generosidad”.

 

“Dios quiera -continuó- que esta comunidad sea una comunidad que no se ocupa sólo de mantener las cosas sino de abrirlas y llevarlas a los demás. Una comunidad abierta y no una comunidad cerrada. Los pioneros fueron muy fieles a lo que hicieron pero ahora nos toca a nosotros esta responsabilidad, este tiempo que tenemos que vivir y responder”.

 

“Querida comunidad -prosiguió monseñor Frassia-, los felicito por estos 75 años y los animo, como padre y pastor, a seguir mirando hacia el futuro, comprometiéndose en el presente; porque no podemos esperar el futuro cruzándonos de brazos en el presente; se mira al futuro pero hay que comprometerse en el presente. Que cada uno de nosotros, cada uno de los grupos, sepa trabajar en comunión y en comunidad, como una familia grande no como una familia pequeña. Grande significa no sólo los que venimos a misa sino también los que no vienen; tenemos que ver cómo -con astucia, estrategia y amor- salimos a buscar a los demás.

 

“Se lo pedimos hoy al Señor, se lo pedimos a la Virgen que siempre nos alcance su Merced de poder estar cerca del Dios que tiene la vida. Y también le pedimos a San Pedro Armengol su intercesión, que nos bendiga a todos; que bendiga a todos los que hicieron algo por este lugar”, concluyó el pastor de Avellaneda-Lanús.

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