Aníbal Noceto, toda una vida junto al tango

El próximo viernes 16 de noviembre será homenajeado en el Teatro Roma, por celebrar sus 60 años con el tango.

El próximo 16 de noviembre será un día más que especial en su vida. Y el Teatro Roma se vestirá de gala, para celebrar su merecido homenaje.

Aníbal Noceto cumple 60 años con el tango y su sonrisa lo dice todo. Cientos de anécdotas resurgen en el recuerdo, al igual que los nombres de grandes artistas de la música ciudadana y del espectáculo, con los que ha compartido giras, escenarios y emisiones radiales, a lo largo de su extensa y gratificante trayectoria.

Don Aníbal Noceto nació el 15 de marzo de 1932, en un corralón del barrio de Sarandí, tal como consta en el libro autobiográfico que nuestro destacado vecino está escribiendo.

Su infancia transcurrió entre materiales de construcción y ferretería, junto a su padre y su tío; y haciendo repartos en carro, con matungos que de vez en cuando se desbocaban.

Pero pronto las melodías de arrabal se apoderaron de su alma y el muchacho -que no había nacido para el fútbol- comenzaría a «respirar» el tango.

Su tío era un referente en el asunto –tenía una orquesta- y al joven Aníbal le llamaba mucho la atención un instrumento clave: el bandoneón. Pero fue su madre la que lo persuadió de tocar el piano.

Fue así que en 1946 inició sus estudios con el maestro Francisco Fava.

Cinco años más tarde, debutaría en la Confitería «Central» de Avellaneda (pegada al Teatro Colonial), integrando el Trío Juventud, junto a Héctor Silva y Rubén Grambilla, en bandoneón y compartiendo cartelera con Roberto Chanel.

En 1952, sus dedos ya se habían enamorado definitivamente de las teclas y su piano se convertía en la base de la Orquesta Juvenil de Tangos del Club Independiente, de la cual fue nombrado Director.

El nexo con «El Rojo» venía desde un par de años antes, cuando su padre lo llevaba a la cancha para hacer –ad honorem- de inspector.

Lo cierto fue que la flamante Orquesta de niños actuaba en clubes, hospitales, escuelas, y participaba de festivales, prácticamente, en todos lados. Aníbal recuerda que subía a los pequeños cantores a una silla, para que llegaran al micrófono.

En esa época, Noceto, de 20 años, lucía un fino bigote que lo distinguía de sus jóvenes dirigidos.

«La Orquesta Juvenil tenía tanto éxito, que una vez nos escuchó uno de los capos del gobierno de (Juan Domingo) Perón, y nos dijo: ¡Ustedes están para mucho más!», rememoró Noceto, de sus inicios en el tango.

Y fue realmente así. En ese año, el General Perón sacó un decreto, al morir Enrique Santos Discépolo, para cambiarle el nombre al Teatro Alvear (que en ese momento estaba cerrado por un conflicto) y estableció que todos los lunes debían celebrarse, en sus instalaciones, conciertos de Tango y Folklore, cuyos programas eran auspiciados por la Secretaría de la Información de la Presidencia de la Nación y se televisaban por el viejo Canal 7.

«Ahí debuto yo», exclamó el entrevistado. «Y fíjate ¡Qué orquestas! La primera noche que fuimos, tocaron: Enrique Rodríguez, Alfredo de Angelis, Francisco Canaro, Héctor Mauré con guitarras, Héctor Gagliardi, Agustín Irusta…

Yo tenía una muy buena formación orquestal y tenía la ventaja de que todos los arreglos me los hacía Salvador Grupillo, un gran músico de Avellaneda.

Ibamos a hacer una presentación de tres temas, pero el público nos pedía otra y otra, y no nos dejaban bajarnos del escenario. Fue algo maravilloso», destacó Don Aníbal.

En ese ínterin, comenzaban a organizarse los famosos festivales bailables en los clubes. Desde entonces, Aníbal dejó la Orquesta Juvenil (sería reemplazado por Héctor Mele) y se lanzó profesionalmente, comenzando a participar en bailes de distintas partes del conurbano. A los carnavales en Racing Club, se fueron sumando otras instituciones: El Club Quilmes, los clubes Alsina y Tucumán de la localidad homónima y el Club Ducilo de Berazategui, entre otros.

En 1955, Noceto sería designado Delegado del Sindicato Argentino de Músicos, en la delegación Avellaneda y, ese mismo año, compondría el vals Malvinas Argentinas y el tango Voto en Blanco.

Ya en 1958, sus contactos con gente de Radio El Mundo, le permitieron integrarse en el medio como apoderado (una especie de manager) de un trío tanguero que sería muy famoso: Los muchachos de antes, integrado por Horacio Malvicino, Francisco «Panchito» Cao y «El Nene» Nicolini. Por entonces, se estilaba que las firmas importantes auspiciaran un espacio en las radios, y fue Jabón Federal, la primera que patrocinó al conjunto en un programa en la radio antes mencionada.

Después se sucedieron las contrataciones, una tras otra, incluido un programa en la televisión pública con Brizuela Méndez.

«Entraron en un tren tremendo. Yo no me podía ni imaginar lo que iba a ser estar con un conjunto tan famoso. Los días eran una locura. Radio el mundo, a la mañana, con jazz. Salíamos de ahí a la grabadora (los estudios de Odeón). Más tarde a los «Ritmos» de Suipacha y de Esmeralda.

Luego, el programa en canal 7; volvíamos a Radio El Mundo, para hacer la audición de Jabón Federal. De ahí al Teatro Cómico, junto a «El Cabezón» Ramírez, Fidel pintos y Argentino Ledesma. Salíamos del teatro y hacíamos dos o tres presentaciones. Después de eso, en la madrugada actuábamos en Marabú y Soraya, que eran clubs nocturnos, donde comíamos, ya por las 4 o 5 de la mañana», relató entre risas, Noceto.

Aníbal, que por entonces dormía 3 horas por día, acompañaba a Los muchachos de antes en giras por el interior, y en actuaciones en las distintas repetidoras de la radio.

El conocimiento del ambiente lo llevó, más tarde, a ser representante de Jorge «Cacho» Fontana y Ray Nolan y a ser coordinador de las presentaciones de la inolvidable cantante y actriz, Lolita Torres.

Ya en 1964, Aníbal se tomó un respiro y se apartó del mundo del espectáculo para dedicarse de lleno a su negocio particular, como empresario metalúrgico. Pero nunca se alejó del tango.

Su regreso a la labor artística se produjo a través de la producción de los festivales Día de Gardel y Día del Tango, en los meses de Junio y Diciembre, respectivamente.

En 1984, se integra al programa radial El tango y sus Estrellas, dirigido por Jorge Serrano «Serranito», en Radio Argentina y Excélsior y, en ese mismo momento, es nombrado Coordinador de la Orquesta de Tangos de la Secretaría de Cultura y Promoción de las Artes local.

En 1989, con Héctor Ernié presenta Aquellos Tangos del Cine y en 1990, inaugura un exitoso ciclo radial que mantiene hasta la actualidad: Recorriendo Tangos, que inició en FM Wilde 88.7 MHZ y que lleva adelante, en el presente, por radio Melody (AM 1570).

En el camino, Aníbal Noceto ha sido un promotor y partícipe activo en distintas instituciones sociales: Fundó el Ateneo del Tango, la Biblioteca Luis Maseroni y la Escuela de Música Gratuita; fue Presidente del Club Leales y Pampeanos y bregó por la construcción del anfiteatro del Parque de Domínico.

Fue, además, creador de diversas distinciones para personalidades artísticas y del tango (Medalla de la Amistad, Fuelle de la Amistad, y el Premio Gardel en Avellaneda, en honor a todas las visitas que El Zorzal Criollo realizó a nuestra comuna.

Tal vez, en todos estos años, este músico, productor artístico y –sobre todo- tanguero de ley, siente que todavía tiene una asignatura pendiente: la concreción de su ambicioso proyecto turístico, histórico y cultural denominado Paseo del Tango.
«¿Por qué no tener algo como Caminito en La Boca?», se lamenta el dueño de la novedosa idea. «Siempre estoy ilusionado en que se haga algún día, porque hasta se puede hacer un circuito turístico entre Avellaneda, Barracas y La Boca», reconoció Don Aníbal, quien desde hace 12 años es presentador de espectáculos en los bingos de Florencio Varela, de Avellaneda y del Alto avellaneda, donde, además, es encargado de administrar las donaciones para ayudar a instituciones de bien público.

A la hora de hacer un balance, este vecino de Sarandí no encuentra palabras para expresar las enormes satisfacciones y para evocar las hermosas vivencias de todos estos años, siempre en torno al tango.

«Cuando uno dice que fue algo, hay que mostrar papeles. Porque si no, la gente puede creer que estás inventando. Entonces yo guardé todo», dice, sonriente, mientras exhibe programas de bailes, fotos inéditas y recortes periodísticos llenos de elogios hacia su labor.

Que veinte años no es nada, cantaba Gardel. Los 60 años que Don Aníbal Noceto cumple junto al tango son toda una vida.

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