A pesar del impacto de la pandemia, el 2020 cerró con el segundo mayor superávit comercial en la década

Informe del Observatorio de Políticas Públicas de la UNDAV.

La irrupción de la pandemia del coronavirus se produjo en un contexto de ralentización del comercio mundial, como consecuencia de la crisis financiera de 2008-2009. Las medidas adoptadas por los diferentes países para disminuir la velocidad de la propagación del COVID 19 ha afectado gravemente la actividad económica mundial.

Tras la aparición del flagelo del coronavirus, la crisis económica se agravó y redundó en una profundización de la caída de las compras externas y en un derrumbe de las ventas externas. Sin embargo, durante el tercer trimestre del año 2020, la cuenta corriente arrojó un superávit de US$ 1.163 millones, lo que significó el cuarto trimestre consecutivo con mayores ingresos que egresos. El saldo comercial final para el año 2020 arrojó un superávit de US$ 12.528 millones, el segundo más elevado desde el 2009 (que había sido de US$ 16.886 millones), luego del superávit registrado en 2019 (US$ 15.990 millones).

En 2020, nuestros mayores socios comerciales en materia de exportaciones fueron: Brasil, China, EE.UU., Chile, Vietnam, India, Países Bajos, Perú, Indonesia y Egipto. Si bien con la mayoría de nuestros mayores demandantes de exportaciones presentaron caídas anuales de las exportaciones por el efecto de la pandemia en el comercio internacional, en tres de los diez mayores demandantes de exportaciones, nuestras exportaciones valuadas en dólares se incrementaron en relación a 2019.

Durante el tercer trimestre del año pasado, la cuenta corriente arrojó un superávit de US$ 1.163 millones, lo que significó el cuarto trimestre consecutivo con mayores ingresos que egresos. En consecuencia, la caída de las importaciones por la crisis económica heredada y profundizada por la irrupción de la pandemia del coronavirus, dan cuenta del resultado superavitario del tercer trimestre del año 2020.

Desde el tercer trimestre del año la actividad económica e industrial viene recuperándose paulatinamente, tomando envión en el último trimestre del 2020. La industria (una de las actividades más demandantes de importaciones) ya se encuentra en niveles de la pre-pandemia e incluso presentó niveles de actividad al cierre del año mayores a 2019 incluso (IPI de septiembre y noviembre, por ejemplo). La actividad económica viene recuperándose gracias a la industria, el comercio y la construcción, tres de las actividades más relevantes.

El saldo comercial final para el año 2020 arrojó un superávit de US$ 12.528 millones, el segundo más elevado desde el 2009 (que había sido de US$ 16.886 millones), luego del superávit registrado en 2019 (US$ 15.990 millones). Si bien siempre es saludable lograr superávits en la balanza comercial, tanto el del 2020 como el del 2019 se explican por la fuerte recesión económica que vive el país desde la crisis de sobreendeudamiento externo que se incubó en la administración anterior (y que estalló a principios del 2018) que se combinó con la aparición en marzo del año pasado de la pandemia histórica del Covid-19. Esto implica que las importaciones cayeron fuertemente en los últimos dos años (-25% en 2019 y -13,8% en 2020), lo que permitió revertir la dinámica de déficit comercial acontecida entre 2015-2018 (sobre todo luego del record de déficit comercial del 2017, de US$ -8.293 millones, el más alto que se tenga registro en la serie del ICA-INDEC, que comienza en 1990). En definitiva, a diferencia de los superávits comerciales del periodo 2003-2011 (salvo 2009, cuando se dio la crisis global financiera), que implicaban crecimiento anual de exportaciones e importaciones (hasta que se llegó a la restricción externa), los últimos superávits se dan por la contracción de la economía más que por un crecimiento económico virtuoso y/o un creciente nivel de los saldos exportables.
En el último año, se observa que el superávit comercial fue creciendo hasta junio, dado que las exportaciones, si bien eran menores a 2019 por la contracción global del comercio, superaban ampliamente a las importaciones, que seguían desplomadas. En la última parte del año, a partir del cimbronazo cambiario de mediados de septiembre, lo que ocurrió es que el superávit comercial se redujo considerablemente (pasó de US$ 1.447 millones en agosto a 598 millones en septiembre) producto de un despegue de las importaciones, explicado principalmente por adelantos en la compra de bienes de capital y bienes intermedios para cubrirse de posible devaluación (que al final no ocurrió). Además, la recuperación económica general paulatina que se viene observando desde mayo-junio, y, sobre todo, el fuerte repunte industrial y de la actividad constructora en el último trimestre, también suman a la demanda de insumos importados. Es decir, las importaciones no solo vienen aumentando por la elevada brecha cambiaria (que se mantiene en niveles similares desde noviembre).

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