En el último año, se observa que el superávit comercial fue creciendo hasta junio, dado que las exportaciones, si bien eran menores a 2019 por la contracción global del comercio, superaban ampliamente a las importaciones, que seguían desplomadas. En la última parte del año, a partir del cimbronazo cambiario de mediados de septiembre, lo que ocurrió es que el superávit comercial se redujo considerablemente (pasó de US$ 1.447 millones en agosto a 598 millones en septiembre) producto de un despegue de las importaciones, explicado principalmente por adelantos en la compra de bienes de capital y bienes intermedios para cubrirse de posible devaluación (que al final no ocurrió). Además, la recuperación económica general paulatina que se viene observando desde mayo-junio, y, sobre todo, el fuerte repunte industrial y de la actividad constructora en el último trimestre, también suman a la demanda de insumos importados. Es decir, las importaciones no solo vienen aumentando por la elevada brecha cambiaria (que se mantiene en niveles similares desde noviembre). |