Conservan semillas ante la extinción masiva de especies nativas por la acción humana

 

Marianela Ríos (Agencia CTyS-UNLaM)- El futuro llegó hace rato. Aquellos paisajes desolados donde la vegetación autóctona se pierde por eventos apocalípticos ya son parte de la historia real de muchos territorios. Ante el avance indiscutido de la pérdida de biodiversidad, un grupo de especialistas de diferentes disciplinas trabajan para proteger un pedacito del mundo tal y como es.

Se trata de investigadores del Banco de Germoplasma del Instituto de Ecología y Ambiente Humano (INEAH), perteneciente a la Universidad Nacional de Salta (UNSa) y al CONICET. “Conservemos semillas para después poder disponer de ese material para proyectos de restauración”, cuenta Eugenia Giamminola, becaria del CONICET y directora del Banco, a Agencia CTyS-UNLaM.

El germoplasma es cualquier parte de una planta que pueda dar origen a otra. Se lo encuentra en semillas, pero también en tubérculos, esporas y brotes. En el Banco, se trabaja mediante la conservación ex situ, es decir, fuera del lugar de origen. Se realiza un secado de las semillas y se almacenan en frío.

En un frasco pequeño de 500 centímetros cúbicos se pueden conservar más de 20 mil semillas, lo suficiente, comenta Giamminola, para restaurar todo un ambiente. “También hacemos estudios sobre las características de cada población, la tolerancia a los estreses térmicos y los hídricos, y los tipos de dormancia. Buscamos tener la mayor información posible, para que, en algún momento, vuelvan al campo”, precisa.

Manuela Urtasun, investigadora del CONICET e integrante del equipo, realiza esas tareas en semillas de nativas que se encuentran en algún estado de conservación vulnerable o amenazadas y de arbóreas o arbustivas que tienen potencial agroindustrial. “Estamos en etapa de investigación así que, por el momento, solo se utilizan para esos fines. Pero la idea es usarlas para restauración ecológica, ya sea después de desmontes, incendios o actividades productivas”, destaca.

Germoplasma: una red que echa raíces
La conservación de semillas de especies nativas no siempre fue prioridad. Años atrás, los Bancos de Germoplasmas del mundo concentraban su trabajo en especies productivas-alimenticias. Ante esta situación y el incremento de la degradación de los ecosistemas por la huella humana, en 2015, se creó la Red Argentina de Bancos de Germoplasma de Plantas Nativas (Red ARGENA).

Su objetivo es generar sinergia entre las instituciones de todas las regiones del país para la gestión y valorización de los recursos fitogenéticos nativos. La conforman 24 bancos pertenecientes a universidades nacionales, institutos de investigación y organismos públicos.

“En la Red compartimos técnicas, encuentros, cada uno desde su lugar hace un gran laburo, que es casi a pulmón porque no contamos con un financiamiento propio. Implica un gran compromiso con nuestro futuro porque estamos viviendo la sexta extinción masiva de especies producida por la acción humana. No solo se está perdiendo mucha biodiversidad, sino también la variabilidad de las mismas”, advierte Giamminola.

En ese sentido, Urtasun destaca que los dos grandes desafíos que enfrentan es, por un lado, mantener sus instalaciones, ya que, como se trabaja con temperaturas bajo cero, implica un costo importante. Por el otro, “gestionar mayores recursos para poder llegar a lugares de difícil acceso, que es donde se encuentran las especies” con las que trabajan.