
Con motivo de celebrarse la fiesta de san Felipe diácono, el obispo de Avellaneda-Lanús, monseñor Marcelo Margni, dirigió este miércoles un saludo a la comunidad del Instituto de Formación Diaconal San Felipe.
“No sólo celebramos la memoria de un hombre entregado al Evangelio y al servicio del pueblo de Dios, sino que invocamos también la gracia del Espíritu para que, como lo sostuvo a él, los sostenga también a ustedes en este camino”, expresó el prelado en su mensaje.
A su vez, destacó que el Instituto ha sido, desde sus inicios, “un espacio fecundo en nuestra Iglesia diocesana, acompañando a nuestros diáconos permanentes hacia el camino del servicio desinteresado. A lo largo de los años, hemos sido testigos de su dedicación generosa, su arduo trabajo y su profundo amor por Dios y por los hermanos”.
En ese sentido, expresó su gratitud a los padres Lucas Ceccoli y Gabriel Favero por su tarea en la animación del Instituto.
“En estos tiempos en los que el mundo necesita más que nunca del amor y la compasión de Cristo, el diaconado adquiere un significado aún mayor”, señaló el diocesano, indicando que los diáconos son testigos privilegiados de la fe en el mundo del trabajo y en los barrios, los servidores de los pobres y los portadores de esperanza para aquellos que más lo necesitan, constituyendo así “uno de los rostros ministeriales de una Iglesia que se reconoce toda ella servidora, testigo de misericordia y misionera”.
Por eso, el obispo los animó a perseverar: “Buscando juntos la voluntad del Padre, sigamos caminando juntos por los senderos del evangelio para el servicio de nuestro pueblo”.
“Que san Felipe diácono, nuestro patrono, nos aliente y custodie en este camino. Que su vida entregada con sencillez, casi oculta a los ojos del mundo, inspire también nuestra entrega cotidiana en la humildad y en el amor”, concluyó
