El magistrado presentó ayer su libro “La palabra de los muertos, conferencias de criminología cautelar” en La Plata, durante una conferencia organizada por la Defensoría General de Casación y la Agrupación Abogados por la Justicia Social (AJUS).

Sostuvo que “la dictadura militar ya ensayó aplicarle las mismas penas a niños y adolescentes que a los adultos, y a los dos años tuvo que dar marcha atrás”.

“En Capital Federal hubo sólo dos o tres homicidios cometidos por pibes de entre 16 y 18 años en los últimos cinco años, de modo que no es una cifra significativa. Quizá los números en el Gran Buenos Aires sean diferentes, pero los pibes no andan matando gente en cada esquina”, explicó.

Zaffaroni consideró que los chicos de 16 a 18 años cometen “tonterías o cosas leves” y agregó que “no se los puede meter presos o internar en un instituto hasta los 21″.

“Lo que se puede hacer es establecer medidas especiales para casos muy graves, pero la institucionalización de un adolescente es mucho peor que la de un adulto porque la marca que deja es indeleble”, aseguró.

Evaluó que lo que hay que hacer es “tratar la vulnerabilidad, no decirle `sé bueno`, sino `no seas idiota`, y contenerlo con un equipo psicológico, darle posibilidades de proyecto existencial”.

El juez de la Corte destacó la decisión del gobierno nacional de implementar la Asignación Universal por Hijo, porque “lleva a la escolarización, lo que es encauzar a las personas en una sana vía de socialización”.

“No es la pobreza la que mecánicamente genera delito, sino la pobreza sin proyecto de vida. Cuando hay proyecto de vida, por más que llegue al límite de miseria, no genera delito”, explicó.