De esta forma, cuando sólo se había escrutado alrededor del 30 por ciento de los votos, el ex canciller Rafael Bielsa aparecía relegado a un lejano tercer puesto.

La lentitud del escrutinio, que impone el uso del sistema de boleta única, y lo que parecía una amenazante presencia del intendente de Rafaela, demoraron una definición pública y los festejos que se disponían a celebrar dirigentes y militantes kirchneristas, en particular de movimientos sociales.

Poco antes de las 23, cuando el socialista Rubén Giustiniani reconoció que había perdido ante su colega Antonio Bonfatti, un protegido del gobernador Hermes Binner, en base a datos propios, la Justicia Electoral solo había suministrado un 7 por ciento de los datos oficiales, y todavía figuraba al frente el nombre de Perotti en el Frente “Santa Fe para Todos”.

Al comienzo del escrutinio, Perotti figuraba con casi un 50 por ciento de los sufragios, lo que permitía interpretar que los primeros datos entregados por la justicia provenían de la región del centro y norte de la provincia, donde el reutemismo mantiene una fuerte presencia.

Las diferencias se fueron acortando y cuando el conteo abarcó el 9 por ciento del padrón, Rossi lo había igualado en 36 puntos, pese a que aún no habían entrado masivamente los votos de la ciudad de Rosario, la ciudad que contiene la mitad del padrón provincial, en la que se reconoce preeminencia del presidente del bloque oficialista de diputados nacionales.

Al llegar al 10 por ciento, Rossi pasó al frente del escrutinio por 37 contra 35 y al 25 por ciento amplió la diferencia a 38 contra 34.

Durante la campaña, Rossi y Bielsa hicieron reconocimientos explícitos de sus simpatías e identidades con el gobierno de Cristina Fernández, mientras Perotti, que tomó distancia del Ejecutivo durante el conflicto del campo, buscó capitalizar el descontento que aún mantienen algunos sectores del agro que se sienten próximos a Carlos Reutemann.

El bunker de Rossi fue visitado desde poco después del cierre de la votación por algunas figuras políticas del kirchnerismo, como el diputado sanjuanino Ruperto Godoy y la senadora Blanca Osuna, sin embargo el propio Rossi desalentó un eventual viaje que habría planeado el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, para llevar el saludo oficial del gobierno de Cristina Fernández.

Según trascendió, el diputado le dijo por teléfono, que la tendencia definitiva se conocería recién a la madrugada y que no estaba dispuesto a anunciar triunfos sin tener la certeza absoluta de que este se hubiera producido por un margen claro.

Durante la campaña hicieron acto público de identidad con Rossi, el ex canciller Jorge Taiana, el candidato a jefe de gobierno oficialista, Daniel Filmus, así como Emilio Pérsico, del Movimiento Evita y el diputado K Edgardo Depetri, de la CTA, entre otros.

Por la misma lista es candidato a intendente de Rosario, Héctor Cavallero, un ex socialista que ya ocupó esa función de 1989 a 1991 y fue reelegido ese año para completar el mandato que concluyó en 1995, cuando perdió la elección de gobernador por el uno por ciento de los votos. Hoy Cavallero, sacaba el 55 por ciento de los votos favorables al frente kirchnerista en el departamento de la tercera ciudad del país.

El bunker de Rossi, ubicado en el Patio de la Madera, en las proximidades de la terminar de ómnibus, fuera del centro rosarino, conoció desde temprano la presencia de militantes jóvenes que concurrieron con bombos, banderas y remeras con la cara de Néstor Kirchner dispuesto a celebrar una pronta victoria, que sin embargo esta medianoche todavía no fue anunciada.

En el escenario de Rosario, la mayor ventana de exposición provincial, estuvo ausente la figura del ex canciller Rafael Bielsa, quien cerró el bunker rosarino al mediodía y se fue a la ciudad capital, donde mantuvo un bajo perfil y un silencio absoluto.