Los hermanos Juliá y Matías Miret dijeron desconocer que el avión llevaba droga

Gustavo y Eduardo Juliá y Matías Miret, los tres argentinos que comenzaron a ser juzgados en Barcelona por haber llegado en 2011 al aeropuerto español con un avión cargado con 944 kilos de cocaína, dijeron desconocer que en la aeronave había droga.

Los hermanos Juliá, hijos del ex brigadier José Juliá, quien ocupó la jefatura de la Fuerza Aérea Argentina entre 1989 y 1993, y Miret, afrontan un pedido de 13 años de prisión y una multa de 140 millones de euros, por parte del fiscal David Benages.

Carlos Broitman, uno de los abogados argentinos de los Juliá, informó a Télam que durante la audiencia de hoy, realizada ante la Audiencia Provincial Sección 8, “los tres imputados se declararon inocentes y contestaron todas las preguntas del fiscal”.

Según el letrado, el principal imputado, Gustavo Juliá, admitió “ser el máximo responsable del avión” desligando de esa manera a su hermano Eduardo y a Miret, que actuaron como piloto y copiloto, respectivamente, de la aeronave, aunque aclaró que desconocía que había casi una tonelada de cocaína oculta en el jet.

Broitman indicó que, al igual que lo hizo durante la instrucción del proceso, Juliá volvió a apuntarle a un empresario español que lo había contratado para realizar vuelos privados para trasladar a España obras de arte, documentación bancaria y gente de negocios.

“Este empresario fue quien ordenó las refacciones del interior del avión, como el reemplazo de las butacas por el sofá cama donde se encontró la droga”, explicó Broitman.

Juliá sugirió hoy ante el tribunal que la droga fue colocada sin su conocimiento y por encargo de este empresario, en el aeródromo de Morón -donde se hicieron estas refacciones-, o en el aeropuerto internacional de Ezeiza, donde “por 48 horas perdió el control del avión”, indicó el abogado.

“El fiscal también planteó que la droga pudo ser cargada en la escala que el avión hizo en Cabo Verde, pero Juliá explicó que eso era imposible porque allí sólo estuvieron 40 minutos”, señaló el abogado.

Dos efectivos de la Guardia Civil española que participaron de procedimiento y el hallazgo de la droga en el avión complicaron hoy la situación de Gustavo Juliá, al asegurar que una vez hallados los primeros paquetes de cocaína, fue el propio imputado quien les indicó dónde estaba oculta el resto de la droga, según reportó la agencia EFE.
Broitman aseguró que “Juliá negó rotundamente que él se haya hecho cargo de la droga delante de los oficiales y explicó que lo sacaron de contexto porque él sólo quiso explicarle a la Guardia Civil que el avión era suyo y que su hermano y Miret no eran los responsables”.

Los mismos efectivos dijeron que los hermanos Juliá se pusieron “muy nerviosos” al ver los perros rastreadores, pero favorecieron a Miret al asegurar que se sorprendió ante el hallazgo de la droga a tal punto que incluso uno de ellos llegó a decir que el copiloto “parecía que estaba ante una cámara oculta”, según señaló EFE.

“Esta es una de las mentiras y las contradicciones volcadas en el acta del procedimiento, ya que por un lado dicen que Juliá marcó el lugar donde estaba la droga y por el otro que la cocaína fue localizada por perros adiestrados”, señaló Broitman.
“Quisieron dejar en claro que el procedimiento se realizó con todas las garantías pero nosotros vamos a demostrar que engañaron a toda la administración judicial con actas que no dicen la realidad y por eso pediremos la nulidad de todo lo actuado”, dijo el letrado.
La segunda y última jornada de este juicio se realizará mañana ante la Audiencia Provincial 8, donde la defensa planteará las nulidades, el fiscal contestará y luego se pasará a la etapa de alegatos.
Los tres argentinos fueron detenidos el 2 de enero de 2011 tras aterrizar en el aeropuerto El Prat de Barcelona en un jet Bombardier Challenger 604 que había partido del aeropuerto de Ezeiza y que hizo escala en la Isla de Sal, en Cabo Verde.

La Guardia Civil española inspeccionó el avión y descubrió 944,5 kilos de cocaína ocultos en el interior del tapizado de un sofá cama y en los huecos de un armario refaccionado.

Según el informe del fiscal, la cocaína incautada resultó ser de “una pureza media del 83%” y “hubiera alcanzado en el mercado clandestino un valor 32.116.778 euros”.

El fiscal Benages acusó a los hermanos Juliá y a Miret de cometer “un delito contra la salud pública en su modalidad de sustancias que causan grave daño a la salud, con la circunstancia de extrema gravedad por el uso de una aeronave como medio de transporte específico”.

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