La UNLa avanza en la cuarta generación de “Pichuco”, el bandoneón fabricado en la Universidad

La Universidad trabaja en la cuarta etapa del proyecto de fabricación de bandoneones con madera reciclada de los muebles de los viejos talleres ferroviarios de Remedios de Escalada. Ya se finalizó el ejemplar número 1 y se avanza en el armado de otros 29, con los que darán talleres en escuelas y bibliotecas del sur del conurbano bonaerense.

 

El bandoneón es vital en la composición de expresiones musicales populares argentinas como el tango o el chamamé. Sin embargo, el instrumento es muy costoso ya que son muy pocos los que se fabrican. Ante esta
necesidad y con el foco puesto en preservar la soberanía musical nacional, un equipo interdisciplinario de la
Universidad Nacional de Lanús (UNLa) lleva adelante el enorme desafío fabricar el Pichuco 4, un bandoneón
que suena a historia, al patrimonio local y al trabajo de los ferroviarios.

Esta cuarta generación del proyecto, que lleva por nombre el apodo del recordado músico Aníbal Troilo, es casi
100% nacional y de zona sur: excepto por los peines, que se importan de República Checa, el resto se
desarrolla íntegramente desde la UNLa con piezas de madera elaboradas a partir de los viejos muebles
recuperados de los antiguos talleres ferroviarios de Remedios de Escalada y que fueron encontrados en
estado de abandono tras el “ferrocidio” de los 90 en lo actualmente es el predio de campus académico de la
Universidad.

Por otra parte, los materiales que no se pueden reciclar de los antiguos muebles provienen, de las distintas
localidades del sur del conurbano: así, por ejemplo, los cartones interiores son de una cooperativa de Lanús; la
tela de los fueyes de una fábrica de Burzaco y los fenoles de las tapas o algunas piezas interiores provienen de
una maderera de Wilde.

La evolución
Pichuco, ganador del premio INNOVAR en el año 2012, tuvo su primera etapa ese año, con un prototipo
elaborado a partir de una impresora 3D. “Todo el desarrollo estaba pensado para fabricarlo a escala industrial con piezas de inyección en una época en la que Argentina lanzaba sus propios satélites al espacio. Pero en 2016 el proyecto tuvo que cambiar drásticamente y en esos tiempos de crisis recurrimos a uno de los 20 valores que
explicita la UNLa: el espíritu cooperativo.

Así nació la idea del Pichuco 2, rediseñado casi por completo hacia una fabricación más artesanal en la que se
hicieron algo más de 10 instrumentos en colaboración con la Casa del Bandoneón que proveía las máquinas para nuestros muebles y fuelles”, detalló Daniel López, director del Área de Patrimonio Histórico de la universidad y alma máter del proyecto.

En 2020, surgió Pichuco 3 que ya fue fabricado casi integrante en la UNLa (además de los peines importados, lo único que se hizo afuera de la institución son los cortes láser de la madera) y representó una evolución en cuanto a sonido y calidad de las piezas. Al igual que el actual, también fueron hechos con madera de los antiguos muebles del ferrocarril. Se crearon 30 bandoneones con los que realizaron talleres en distintas escuelas, bibliotecas del sur del conurbano bonaerense y durante el programa de verano de la Universidad “Los derechos de la niñez no se toman vacaciones”.

Actualmente el Pichuco se desarrolla en su cuarta etapa y sigue evolucionando en todos sus componentes y sonido. Ya se terminó de armar y probar el primer ejemplar y en estos días se avanza en el ensamblado de otros 29 bandoneones que también –al igual que los anteriores- tendrán un destino pedagógico, en el marco del proyecto “Pichuco va a la escuela”.

“En la pandemia trabajamos mucho en la cuestión diseño, dibujos. A mediados del año pasado empezamos a juntarnos y decidimos largar el 4. Una de las novedades fue que en la carrera de Diseño Industrial tienen una cortadora láser y la pusieron a total disposición del proyecto, teniendo en cuenta que por la pandemia había menos volumen presencial de alumnos.

“La estética del bandoneón cambió. En el diseño actual toda la parte de madera está labrada con filetes,
tiene el logo de la Universidad y dice Pichuco 4”, detalló López.

En la tapa además tiene labrada una flor de “No me olvides”, una especie tan característica en distintas
provincias argentinas que crece de manera adventicia y que también rememora a aquel famoso poema
de la Resistencia Peronista.

La idea
Fue la propia rectora de la UNLa, Ana Jaramillo, quien tuvo la idea de crear el bandoneón Pichuco, al
notar –como bandoneonista aficionada y miembro de la Academia Nacional del Tango- la dificultad para
acceder a este instrumento tan significativo en la cultura argentina. Además de López, el equipo de
trabajo que lo lleva adelante se compone por Daniel Bozzani, director del Departamento de Humanidades y Arte y coordinador del proyecto; Valeria Suárez, secretaria académica y directora de la parte pedagógica; Fernando Recúpero, carpintero; Alejandro Humar, diseñador industrial egresado de la universidad, y Julio Coviello, prestigioso profesor bandoneonista.

Los destinatarios de estos bandoneones son chicos y chicas de zona sur interesados para que aprendan
y conozcan este instrumento al que es tan difícil de acceder, ya que vale entre 2 y 3 mil dólares. “Los
Pichuco 4 tienen una calidad de sonido muy similar a la de un bandoneón de estudio antiguo. Cuentan
con la misma disposición y cantidad de notas que un bandoneón profesional, pero es más liviano y con un
sonido más dulce. Por lo general, los instrumentos de estudio priorizan la adaptación a los cuerpos
pequeños y la resistencia a los posibles descuidos infantiles antes que el sonido. Lo que más importa es
que ese instrumento de estudio sirva en la etapa de formación”, explicó Coviello, que además de tener
más de 15 años de docencia fue integrante de la Orquesta Típica Fernández Fierro y actualmente es
cantante y compositor en el grupo Tango Cañón. También el bandoneonista del cuarteto Cedrón
convocado por el mismísimo “Tata” Cedrón.

“Generalmente, en cualquier clase que vayas siempre hay un solo instrumento por aula. Que la Universidad pueda llevar 30 bandoneones para que todos los chicos puedan aprender y tocar simultáneamente, es lago único”, completó Coviello.

Un bandoneón que estuvo en manos del papa Francisco
En 2015, la primera versión del Pichuco viajó hasta Roma para ser presentado en una jornada organizada
por la embajada argentina y fue bendecido por el mismísimo papa Francisco.

El Sumo Pontífice saludó la iniciativa y la bendijo cuando le fue presentada por la rectora de la Universidad, Ana Jaramillo. En aquella ocasión, además el bandoneón fue presentado en la “Giornata Argentina di commercializzazione de Moda, Arte, Disegno, Enogastronomia e Turismo” organizada por la
Embajada Argentina en Italia.

Mucho más que un instrumento musical
El entusiasmo de los integrantes del proyecto es notorio. Es que no se trata solamente de la fabricación
de bandoneones.

“Hacer más accesible el bandoneón no es sólo bajar los costos de producción. No es fabricarlos y
ponerlos a disposición del mercado. Hacerlos más accesibles es que lleguen a los lugares que no pueden
acceder, por eso pensamos en la educación pública como principal destinatario”, concluyó López.

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