El vocero del Episcopado, Jorge Oesterheld, dijo que la reunión fue “muy cordial, muy amable” y los obispos se retiraron “muy satisfechos”.

“Se habló de la trata de personas y los obispos valoraron la importancia que la Presidenta le estaba dando al tema y la actitud de cómo se está ocupando”, agregó Oesterheld, al término del encuentro en Casa de Gobierno, que duró media hora.

Sostuvo asimismo que “se habló en general del país, de la situación general” y “los obispos insistieron en el mismo tema que siempre repetimos los curas, en la necesidad de una convivencia pacífica, armónica, entre todos los argentinos”.

En esa línea, enfatizó que “se coincidió en eso y en la necesidad de fortalecer los vínculos institucionales”.

Ante una consulta reafirmó que “se habló de la necesidad de fortalecer los vínculos entre todos los argentinos, que es uno de los aportes que los obispos quieren hacer”.

En cuanto a otra pregunta sobre la relación Gobierno-Iglesia, el sacerdote aseguró que “la relación es normal, cada uno está cumpliendo con sus propias funciones y de hecho estos encuentros demuestran una relación muy normal y fueron muy cordiales”.

En otro orden, Oesterheld dijo que “se habló de la reforma del Código Civil y los obispos expusieron su preocupaciones de siempre, la preocupación por el respeto a la vida, por la integridad de la familia”.

La reunión se realizó en el despacho de la Presidenta y la delegación episcopal fue encabezada por monseñor José María Arancedo, arzobispo de Santa Fe.

Los obispos le obsequiaron a la Presidenta un pesebre con motivo de celebrarse en los próximos días la Navidad.

Acompañaron a Cristina el jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina; el canciller Héctor Timerman, y el secretario de Culto, Guillermo Oliveri.

Posteriormente, la Presidenta recibía a representantes de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (Daia), integrada por su presidente Julio Schlosser y los directivos Waldo Wolff, Jorge Knoblovits y Diego Dlugovitzky.