Las consignas de la jornada, calificada de “histórica” por Hugo Moyano, giran en torno al freno a los despidos a través de la ley de emergencia ocupacional, contra el “tarifazo” y la inflación, a favor de un aumento de emergencia para los jubilados, la implementación del 82 por ciento móvil y la modificación del Impuesto a las Ganancias.
La convocatoria estaba prevista para las 15, pero el inicio se demoró unos 15 minutos. Y con un detalle: Luis Barrionuevo, jefe de la CGT Azul y Blanca, se bajó a último momento y encabezó su propio acto a unas cuadras.
El puntapié inicial fue la lectura de un documento conjunto, plagado de críticas. “No podemos ocultar las cuentas pendientes bajo la excusa de la herencia recibida“, leyó Juan Carlos Schmidt.
En el escrito, las CGT y las CTA señalaron que “el pueblo argentino sigue con inocultables preocupación la evolución de las medidas económicas”. Y apuntó que “tanto la aceleración de la inflación como la devaluación demuestran que se ha resuelto trasladar el costo de esta política sobre la espalda del pueblo trabajador”.
Los organizadores estiman la participación de unas 350 mil personas, en una jornada de protesta que no estará enmarcada en un paro general, pero que podría afectar desde el mediodía algunas actividades en el marco de la convocatoria.
Antes del inicio del acto, Pablo Moyano advirtió que “si Macri veta la ley (en referencia al cepo laboral), va a haber una reacción de los gremios”. “Esperamos que el Gobierno tome nota de esto. Pero si no hay respuestas, seguramente se van a intensificar las medidas“, amenazó, y no descartó huelgas y paros por tiempo indeterminado.