Gracias al impulso de un grupo de amigos, los vecinos de Wilde recuperaron su Cine

La historia del Cine Wilde comenzó a escribirse en 2009, cuando cuatro amigos de toda la vida, Federico Taboada, Irene De Simone, Gabriela Schulze y Diego Groizar, entre charla y charla, decidieron convertir en realidad aquellas cosas que muchas veces no transcienden mucho más allá de una mesa de café o de algún asado de domingo al mediodía.

«La Comisión por la Recuperación del Cine de Wilde la armamos cuatro amigos de la infancia y que el barrio nos mantuvo juntos. Siempre charlábamos sobre el cine y, con el impulso de la Ley de Medios que generaba un debate sobre la comunicación, vimos la posibilidad de plantearle a los vecinos si tenían ganas de volver a tener un cine», le explicó a La Ciudad el propio Federico Taboada.
En el verano de 2010, la movida por un cine en Wilde empezó a salir a la calle. Estos cuatro amigos empezaron a sacar fotocopias de pequeños volantes que pegaban en los postes y abrieron un correo electrónico y un perfil de Facebook.

Con el transcurso de los días, los vecinos empezaron a mostrar su interés y la primera «acción» fue hacer una función pública con un proyector que consiguió prestado uno de los integrantes del grupo.

En ese sentido, Taboada destacó que los que más se engancharon fueron los vecinos más grandes que vieron el esplendor de Avellaneda y los más chicos, que nunca vieron un cine en el barrio y que se permiten creer en cosas que quizá, los de una generación intermedia, ya no creen.

«Tuvimos suerte porque es como que había una historia que estaba incompleta -afirmó- cuando algo está en el corazón de la gente, solo alcanza con ponerlo a rodar porque el resto empuja».

«Los más grandes nos hablaron de los cines Pueyrredón, Unión de Wilde, San Martín, Maipú, nos contaban de una Avellaneda gigante, con mucho tránsito de gente, con negocios por todos lados y se referían particularmente a Pavón y Mitre como una esquina que explotaba como Corrientes y 9 de Julio», detalló Taboada.

«Contaban que el horario de las funciones se armaba teniendo en cuenta los horarios de los turnos de las fábricas, para que fueran al salir de los frigoríficos-agregó- nos contaron miles de anécdotas, como aquellos hombres que iban a la salida de las textiles porque, por turno, salían como 600 mujeres al mismo tiempo».

•El cine y su ubicación
La idea original era trabajar en pos de crear un nuevo cine en las inmediaciones del último que había cerrado, que estaba en Las Flores al 300 y que a comienzos de los ’90 ofreció su función final.

En tanto, los objetivos siguientes que se habían planteado era tener una productora vecinal para hacer sus propios documentales e informativos y tratar de construir una red de cine para tener una amplitud mayor a la hora de comunicar.

Mientras el proyecto empezaba a tomar forma, fueron difundiendo la iniciativa mediante la proyección de películas en instituciones y luego con cortos y charlas-debate en los bares de la ciudad.

«Un día que estábamos repartiendo volantes en una fiesta por el aniversario de Wilde llegó el entonces intendente interino, Jorge Ferraresi, le dimos un folleto, se interesó, nos llamó y nos dio un subsidio para comprar un proyector y una pantalla inflable para hacer funciones en plazas», resumió Federico Taboada.

Luego, el Jefe Comunal les concedió una entrevista para el 6 de enero de 2011, donde ya se empezaba a pensar en construir el Cine en el edificio de la expapelera Del Plata, en Fabián Onsari y Cordero.

«En un comienzo, con los debates internos, algunos habían propuesto recuperar lo que era el excine Pueyrredón, en Mitre entre Onsari y Rodó. Nosotros levantamos esas banderas, pero cuando el Intendente nos dijo que sólo para comprar el lugar hacían falta cuatro millones de dólares, era un disparate», comentó Taboada.

«El planteo de Ferraresi era sencillo -añadió- o seguíamos peleando por algo imposible, que era conseguir el dinero para el Pueyrredón, o empezamos a soñar con algo que se podía hacer realidad».

En ese marco, el Intendente invitó a los integrantes de la Comisión a recorrer las instalaciones de la papelera, que había cerrado en 1994 y que estaba abandonada, y les prometió concretar el proyecto allí.

«Nosotros no teníamos un diálogo fluido con el intendente, a tal punto que no le creíamos que iba a hacer un cine. Cuando nos dio el consentimiento para difundir su promesa en las cuatro proyecciones semanales que hacíamos, pensamos que estaba loco o que realmente era verdad», comentó.

«Lo que vimos cuando empezamos a recorrer mucho más los barrios, es que estaban pasando muchas cosas novedosas con la gestión municipal, como la construcción de clubes y otras obras», resaltó Taboada, al ver algunos indicios que le permitían creer en la palabra «oficial».

Para aquellos que aun no conocen el Cine de Wilde, cabe resaltar que la sala cuenta con 180 butacas muy cómodas, en forma escalonada y con una distancia considerable entre fila y fila.

«No tenemos problemas de recaudación porque no perseguimos fines comerciales. Nosotros queremos que la gente esté bien y que se les garantice el derecho cultural de ir al cine», destacó Taboada.

•Películas a la carta

La premisa con la que nació este proyecto fue el de idear algo distinto, más parecido a un club de cine que una sala de las habituales. Para ello, fue indispensable que la programación no sea impuesta al público, sino que sea éste quien decida qué ver.

«Siempre consensuamos la película con el espectador, ya sea en los barrios como en la sala», explicó uno de sus impulsores.

«Los miércoles tenemos una función especial de reestreno donde se pasan películas votadas por la gente en Facebook. Es un momento retro también porque dimos Volver a Fututo, Esperando la Carroza y El Padrino», comentó uno de los impulsores de la iniciativa.

En tanto, los fines de semana concurre un público más infantil y adolescente, por lo que la programación se adapta a sus gustos. Los sábados a las 15.30 y a las 17.30 cine para chicos y a las 20 una para adultos.

«Acá se da siempre una gran discusión porque por un lado no queremos hacer proselitismo de Hollywood, pero tampoco ser necios y no proyectar nada -sostuvo- no pasamos películas con violencia gratuita o de fomento de la guerra o el imperialismo, pero sí los clásicos como Terminator II».

«Yo que soy un militante revolucionario me críe mirando películas de Disney, así que tampoco hay que ser tan fundamentalista -ironizó- porque el hecho novedoso es que un chico y su familia, que por diversas razones tienen negado el cine, tengan garantizado el derecho y la inclusión cultural».

Los vecinos que deseen proponer películas y defender su proyección podrán hacerlo en las asambleas que se desarrollan los martes a las 20 y los miércoles y viernes a las 18 en el propio Cine.

«También proponen otros espectáculos porque en el salón anexo hay un espacio con muy buena acústica para que se presenten músicos», afirmó Taboada.

Aquellos que deseen interiorizarse de las la actividades que se realizan en el Cine Wilde o conocer su programación podrán hacerlo mediante su perfil de Facebook, escribiendo a cinewilde@hotmail.com o bien comunicándose al 4353-1263.

•Del cine a la Delegación

Federico Taboada no solo pudo ponerse a trabajar por el cine, sino también en otros aspectos del barrio, ya que en la actualidad se desempeña como Delegado Municipal de Wilde.

«Se dio todo medio solo cuando en diciembre de 2011 el Intendente me nombró Subdelegado, a partir de la experiencia del cine y de la conexión con los vecinos», comentó Taboada.

Cuando en junio el entonces delegado Oscar Rodríguez abandonó la gestión para sumarse a otro proyecto político, Taboada fue designado en su lugar.

«Me gusta la acción real, soy del barrio y los vecinos me ven todos los días», se definió Taboada.