Fernández: “Hay que pensar una nueva arquitectura financiera internacional”

El presidente Alberto Fernández pidió este martes “pensar una nueva arquitectura financiera internacional” para hacer frente a la “triple crisis de pandemia, cambio climático y deuda que golpea duramente a los países de renta media como la Argentina”, al participar del Diálogo de Alto Nivel convocado por la Organización de Naciones Unidas y por la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

En su mensaje, el mandatario argentino pidió concretamente “un pacto que permita extender los plazos para atender los pagos de los endeudamientos y la aplicación de menores tasas bajo las actuales circunstancias de estrés social, sanitario, financiero y ecológico”, una idea que tiene su eco en la actual negociación que la Argentina lleva adelante con el Fondo Monetario Internacional.

Al respecto, y luego de reconocer que el FMI ha tomado medidas como destrabar la emisión de 650.000 millones de dólares en Derechos Especiales de Giro y “abriendo la puerta para una esperanza que necesita ser incrementada para atender las consecuencias de la pandemia” y “que sólo un año atrás eran impensables”, señaló también que aún “queda mucho por hacer”.

Así, a través de un mensaje grabado, Fernández urgió a elaborar “un gran pacto de solidaridad global, que incluya a los países de bajos ingresos y renta media con alta vulnerabilidad climática, socio productiva y financiera”, un punto sobre el que viene insistiendo en diversos foros multilaterales como el G-20, y estimó que los “temas que ocupaban nuestra agenda previa a la pandemia demandan nuevos abordajes y mayores recursos”.

“La salud global, el cambio climático y las deudas soberanas deberán ser repensadas a nivel global”, sostuvo el jefe de Estado en su exposición en el panel sobre “Compromisos nacionales y regionales para crear trabajos decentes, expandir la protección social y apoyar una transición justa”.

Fernández también reiteró su propuesta y pidió “ser creativos con los canjes de deuda por clima”, “dar a fondo el debate sobre el rol de las calificadoras de riesgo crediticio y sus metodologías de funcionamiento”, y “profundizar el debate sobre el nuevo Impuesto Mínimo Global, para que favorezca puntualmente a las economías emergentes y contribuya a una acción de desconcentración de la riqueza”.

Aunque consideró que “los líderes del G20 han comprendido la gravedad de la presente crisis y han dado primeros pasos para atender urgencias sociales y económicas”, planteó que “estas medidas no son suficientes” porque “es necesario darle mayor participación a los países de ingresos medios para que las economías emergentes también se puedan ver beneficiadas”.

Además, el presidente Fernández afirmó que “es la hora de un multilateralismo ambiental, que evite todo intento de discriminar a los países más pobres con barreras supuestamente ecológicas” y apoyó el impulso de “los trabajos 4.0 y la promoción de habilidades digitales que permitirán la adaptación a los mercados laborales relacionada con el clima y una recuperación socialmente inclusiva”.

En su intervención, también llamó la atención sobre el hecho de que “el mundo evidencia ya una recuperación a dos velocidades, lo que implica que, una vez más, muchos quedarán atrás”.

“Debemos aprovechar esta crisis para salir transformados. Para impulsar una transición hacia una economía más digitalizada, resiliente, sostenible y centrada en las personas”, concluyó.

De la reunión convocada por el secretario general de la ONU, António Guterres, también participaron los primeros mandatarios de Costa Rica, Carlos Quesada; de Ecuador, Guillermo Lasso y los primeros ministros de Bélgica, Alexander de Croo, y de Egipto, Mostafa Madbouly.

A ellos se sumaron además de representantes de Nigeria, India, Bangladesh, Ruanda, El Salvador, Pakistán y de la Unión Europea.

De acuerdo con lo previsto, la jornada continuará con la participación de otros dignatarios para encontrar acciones concretas y recomendaciones que fomente una recuperación centrada en el ser humano y rica en empleos, que permita ampliar la protección social e invertir en una transición justa hacia economías inclusivas y sostenibles que puedan poner fin a la pobreza.

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