El presidente del Episcopado insiste en privilegiar la “deuda social”

Monseñor Oscar Ojea sostuvo que la pandemia de coronavirus hizo crecer “muchísimo” la emergencia alimentaria que ya atravesaba el país a comienzos de año.

El presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), monseñor Oscar Ojea, sostuvo este miércoles que la pandemia de coronavirus hizo crecer “muchísimo” la emergencia alimentaria que atravesaba el país a comienzos de año y consideró, en ese marco, que al hablar de la deuda externa que mantiene la Argentina “hay que tener en cuenta las enormes dificultades” y los índices de pobreza “muy altos” que afronta la nación.

En diálogo con Télam, el obispo de San Isidro insistió en la necesidad de “privilegiar la deuda social que tiene nuestro país sobre la deuda externa y hacer esta jerarquía de valores”.

“En este momento en que se está hablando de esta situación de la deuda, yo pienso que, así como a principio de este año estábamos en una emergencia alimentaria, esta situación ha crecido muchísimo con la pandemia”, advirtió Ojea al ser consultado sobre si considera que la crisis por el coronavirus complicó aún más la capacidad de pago de la Argentina frente a sus deudas.

En ese marco, el obispo consideró que “si bien no podemos homologar matemáticamente una pandemia a un Jubileo”, se trata de “situaciones que tenemos que considerar cuando se trata de deudas”, al hacer referencia al magisterio de la Iglesia sobre las condonaciones que se propician en épocas determinadas de la historia.

El prelado habló con Télam en una semana en la que el gobierno nacional renegocia con los acreedores una propuesta que tome en cuenta los parámetros de sostenibilidad de la deuda, luego de que los bonistas internacionales rechazaran la iniciativa presentada por Argentina.

En diálogo con esta agencia, Ojea volvió a recordar que la Iglesia argentina a, través de la Comisión de Pastoral Social, emitió en enero un comunicado titulado “La deuda externa y las deudas sociales”, en el que se recordaba “el magisterio que tiene la Iglesia sobre esto y en el que ha tenido un papel muy importante San Juan Pablo II”.

El obispo precisó que “el contexto del Jubileo del año 2000 cuando escribe la Tertio Millennio Adveniente, Juan Pablo II sitúa el problema de la deuda en el contexto del Jubileo, que es una tradición que aparece en el Antiguo Testamento, en el Libro del Levítico, por la cual cada 50 años se perdonaban las deudas“.

En ese texto, san Juan Pablo II dice que “los cristianos deberán hacerse voz de todos los pobres del mundo, proponiendo el Jubileo como un tiempo oportuno para pensar entre otras cosas en una notable reducción, si no en una total condonación de la deuda internacional, que grava sobre el destino de muchas naciones”, recordó Ojea.

De esa manera, añadió, el papa polaco “revive esta tradición religiosa y espiritual del pueblo judío y la aplica para la celebración del Jubileo del año 2000 recordando la opción preferencial por los pobres”, centrado en su preocupación por “las enormes desigualdades sociales, que es al mismo tiempo una invitación a imitar esa actitud de perdón del Jubileo, reduciendo o condonando las deudas externas de los países más pobres”.

“Cuando la iglesia se aproxima, al problema no lo ve solamente como tema económico sino con un tema ético y como un tema humano. Necesitamos privilegiar la deuda social que tiene nuestro país, sobre la deuda externa y hacer esta jerarquía de valores”, reflexionó el titular del Episcopado.

Por otro lado, sobre la situación social producto de la pandemia, Ojea dijo que “ya veníamos viviendo una delicada emergencia alimentaria y ahora, al mermar los ingresos de los trabajadores ‘en negro’, que son numerosísimos en todo el país, ha disminuido la posibilidad de la compra de alimentos en vastos sectores de la población, lo que ha agravado la emergencia”.

Para el obispo, “en una guerra hay que saber con claridad donde está la bandera y quien es el enemigo” y aseveró que esta situación “nos ofrece a los argentinos una oportunidad excepcional para aprender que la unidad es superior al conflicto como enseña el Papa Francisco”.

En tanto, destacó el “acatamiento ejemplar” de la población al aislamiento dispuesto por el gobierno nacional y sostuvo que la gente lo hace “a costa de grandes sacrificios el no estar trabajando, los problemas psicológicos y prácticos que de ellos se deriva, la preocupación, la incertidumbre, el no conocer cómo se irán dando los acontecimientos ni cuando se terminarán“.

El obispo también dijo que “es necesario escuchar a este pueblo que ha obedecido ejemplarmente al cuidado de la vida y la dirigencia política debe colocarse a la altura de él”.
“Es remarcable el clima en el que transcurre la pandemia, las enormes muestras de solidaridad de la gente en nuestros barrios. Me han conmovido mucho las muestras de fraternidad que expresa nuestro pueblo y que salen a relucir en los momentos difíciles”, concluyó.

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