El otro Mundial: arranca en Buenos Aires el campeonato de Scrabble en español

La novedosa competencia, en la que participarán 130 jugadores/as (de manera individual) de 17 países se realizará desde este lunes al sábado.

La ciudad de Buenos Aires es escenario de otro campeonato mundial, el de Scrabble en español, que vuelve a la presencialidad luego de dos años de pandemia y reúne a 130 jugadores que coinciden en que el azar es lo menos importante en las partidas donde se pone en juego “el talento, la preparación y el estudio del vocabulario”.

El campeonato de este juego que despierta pasiones en 130 países y 29 idiomas retoma así su habitual encuentro anual organizado por la Federación Internacional de Léxico en Español (FILE) y la Asociación Argentina de Scrabble (AAS) con una particularidad: será por primera vez de participación “abierta”.

“El Scrabble es más que un juego de mesa, es un deporte de la mente como el ajedrez, el bridge y el Go, porque tiene un reglamento, competencias nacionales e internacionales, un ranking y libros sobre estrategias”, comenzó contando a Télam el contador Horacio Moavro (65), bicampeón nacional y el jugador que más veces estuvo en el top ten del mundial, mientras desplegaba el tablero en un bar del barrio porteño de Colegiales.

Participan equipos de 17 pases Foto Alfredo Luna

Participan equipos de 17 países (Foto: Alfredo Luna).

La competencia, en la que participarán 130 jugadores/as (de manera individual) de 17 países, entre ellos, Venezuela, Uruguay, Paraguay, Chile, Estados Unidos, Francia, y hasta Japón, se realizará en el Hotel NH City, ubicado en la calle Bolívar 160, a pocos metros de la Plaza de Mayo, desde este lunes y hasta el próximo sábado.

Contará con 24 rondas, seis por día, y las rondas no serán eliminatorias, cada competidor/a jugará las 24 partidas.

Moavro juega al Scrabble desde los 10. Empezó los domingos en familia, “después de los ravioles de la nona”. Luego siguió con sus amigos de la adolescencia en las vacaciones hasta que se cruzó por primera vez con un jugador competitivo, el padre de un amigo, a quién escuchó con mucha atención, tanta, que lo tomó como “discípulo”.

A partir de ese momento, el joven Moavro empezó a “ganarle a todos”. Tiempo después, en 1998, vió un aviso de la AAS en el diario que decía: “Próximo sábado torneo de Scrabble”. “Y acá estamos”, dijo entre risas quien competirá también en este mundial y coordinó el Comité Organizador como integrante de la AAS.

“El Scrabble es una actividad que me permitió ser campeón nacional de algo y es un orgullo”, agregó.

El objetivo del juego es obtener la mayor cantidad de puntos formando palabras en el tablero. El juego contiene 100 fichas de letras: 54 consonantes, 44 vocales y 2 comodines, (que en idioma español no incluye K ni W); cuatro atriles y una bolsa de fichas.

Armar listas de palabras, pensar combinaciones de letras y anagramas son prácticas habituales para las y los jugadores competitivos de Scrabble.”Vemos un Citroën por la calle y pensamos ‘recinto’, ‘cretino’, ‘cetrino'”, explicó Moavro.

Foto Eliana Obregn

(Foto: Eliana Obregón).

Para competir, el bicampeón prepara listas con verbos de seis, siete y ocho letras por orden alfabético con un número y cada número corresponde a una imagen que memoriza con reglas mnemotécnicas. Durante su trayectoria, llegó a repetirlas como si estuviera rezando el rosario y su esposa le tomó “exámenes” para ayudarlo.

Entre sus principales secretos, el maestro de las letras destacó que, en el Scrabble, “la jugada más importante es la próxima”, es decir, tener la jugada preparada, y “el equilibrio del atril entre vocales y consonantes”.

Las palabras válidas para el juego son las incluidas en el diccionario de la Real Academia Española. Todo jugador de scrabble tiene en su celular la app gratuita de Lexicon, que es lo que define si una palabra es válida o no. “Y evita divorcios y guerras mundiales”, señaló Moavro.

Además, en este juego, “hay palabras que no se usan nunca y son muy valiosas”, como “Ox”, que significa “voz para espantar a las gallinas”, y es importante, como primer paso, estudiar las palabras de dos letras, que “son 88”, entre ellas: “‘za’, ‘lle’, ‘ja’, ‘je’, ‘ji’, ‘jo’, ‘ju'”, como también “poner las letras de mayor valor en las casillas con premio”, detalló.

A su vez, destacó que la letra “Q” es “una ficha muy estratégica” porque “siempre necesita una U para poder jugar” lo que implica que hacia el final de la partida ambos jugadores intenten que el rival se la quede.

Del otro lado del tablero ubicado en la misma mesa del bar de Colegiales, frente a Moavro, estuvo el tricampeón mundial en categoría Clásica y cuádruple campeón en categoría Duplicada -otra modalidad de juego-, Luis Picciochi (55), quien contó a esta agencia: “Juego mucho, todo lo que puedo, y tengo la gran ventaja de que entreno todos los días con mi mujer, Andrea, una rival muy fuerte, y también con mi hija mayor de 28, Macarena, que juega muy bien desde los 12”.

Picciochi aprendió a jugar al Scrabble con su mamá durante la adolescencia en unas vacaciones en la costa. Después lo jugó con amigos, luego con su novia hasta que descubrió en internet el juego online y llegó a la AAS. Cuando la conoció, decidió sumarse sin dudarlo.

“Los mundiales para mi son como un viaje de egresados”, compartió.

Foto Eliana Obregn

(Foto: Eliana Obregón).

Al igual que Moavro, Picciochi estudia listas de palabras, sobre todo verbos, porque “dan 20 palabras distintas con las conjugaciones”, y también estudia las combinaciones que tienen un solo anagrama: “Me armo listas con combinaciones únicas”, reveló.

Sobre la influencia del azar en el Scrabble, Picciochi consideró que el azar disminuye a medida que se juegan más partidas. “Si es un torneo de cinco partidas para mi el azar es un 30%. A lo mejor en un mundial de 24 partidas, puede significar un 10%”.

Y Moavro sumó: “Influye el talento, la preparación y el estudio del vocabulario”.

Todos los días, en distintos barrios de la ciudad de Buenos Aires propuestos por la ASS a través del grupo de facebook ‘Jugadores Argentinos de Scrabble’ y en instagram @scrabbleaas, se reúnen personas a jugar, nacen amistades y se ponen en común aprendizajes.

Rosa Oriana (62) es ingeniera en sistemas y hace cinco años asiste a los bares para aprender a jugar Scrabble en español, después de jugar durante mucho tiempo en inglés.

“Es la primera vez que voy a participar de un campeonato mundial”, contó entusiasmada a Télam desde su hogar en Caballito.

Oriana se define como “una aprendiz”, aunque ya compitió en torneos metropolitanos y en los torneos del interior del país. “Es una actividad social que me encanta”, destacó.

La eximia jugadora Claudia Kaiser le enseñó que “hay que apuntar siempre a ‘hacer un scrabble’ con lo que tenés en el atril”, que es cuando un jugador coloca las siete fichas de su atril en un solo turno. También que es impotante buscar combinaciones, mover las letras, anagramar permanentemente hasta lograrlo.

“Si es imposible tenerlo con lo del atril lo que tenés que hacer es tratar de hacer jugadas que por lo menos sumen 30 puntos o más en una situación óptima, o usar el turno para cambiar las letras que son incombinables”, recomendó la jugadora.

Según Oriana, los jugadores de Scrabble se dividen en dos grupos: los que saben el significado etimológico de las palabras y los que no lo conocen pero saben que la palabra es válida para el juego.

“Me sirve conocer el origen de las palabras y cómo se relacionan con otras. También ayuda haber leído mucho y, como tengo una memoria visual, me sirve jugar mucho porque una vez que veo una palabra en el tablero es difícil que me la olvide”, agregó.

En cuanto al vocabulario válido, la participante del mundial observó que hay palabras de uso común como “agendar” que no fueron incorporadas aún al diccionario de la Real Academia y por ende tampoco lo está en el Lexicon.

“El Scrabble me resulta fascinante porque parece que no se termina nunca de aprender y conocer las diferentes estrategias que tienen los jugadores”, concluyó.

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