El bandoneón “Pichuco” de la UNLa, presente en la Feria de la Música

En el tradicional encuentro que reúne a fabricantes de instrumentos, el público tuvo la posibilidad de observar todas las evoluciones del proyecto de la Universidad y pudo conversar con parte del equipo de trabajo que lo lleva adelante.

El Proyecto Bandoneón “Pichuco” de la Universidad Nacional de Lanús (UNLa) se presentó este fin de semana en el marco de la Feria de la Música, el tradicional encuentro que reúne a fabricantes de instrumentos y que regresó a la presencialidad en esta edición 2022, en el predio porteño de la Sociedad Rural.

En el stand 127 F, la UNLa presentó toda la línea de bandoneones desde que empezó el proyecto: el prototipo y los “Pichuco” 2, 3 y 4, más algunas piezas sueltas que componen el instrumento y fotos. Allí, el público tuvo la posibilidad de observar todas las evoluciones y pudo conversar con parte del equipo de trabajo que lleva adelante el proyecto: Daniel López, director del Área de Patrimonio Histórico de la universidad y alma máter de la iniciativa; Valeria Suárez, secretaria académica y directora de la parte pedagógica; y Julio Coviello, prestigioso profesor bandoneonista.

A su vez, los representantes de la Universidad también brindaron una charla sobre en uno de los auditorios. En ese contexto, Valeria Suárez se preguntó “¿Por qué es importante la construcción de un bandoneón, y por qué es importante la música? Tiene que ver con la construcción de una Nación, con lo que nos une, con lo que nos puede potenciar. En estos últimos tiempos e incluso en esta feria, no hay stands que tengan bandoneones. Y sabemos que los grandes y las grandes bandoneonistas tocan con los viejos Doble A que se construyeron hace décadas, que se compran en dólares y a los que muy pocas personas pueden acceder. Si muy pocas personas pueden acceder, eso se convierte en un bien de pocos. Y eso es lo contrario a la construcción de una Patria”, analizó la secretaria académica de la UNLa.

Por su parte, Daniel López explicó toda la evolución del instrumento. En relación a esta cuarta generación del proyecto, que lleva por nombre el apodo del recordado músico Aníbal Troilo, es casi 100% nacional y de zona sur: excepto por los peines, que se importan de República Checa, el resto se desarrolla íntegramente desde la UNLa con piezas de madera elaboradas a partir de los viejos muebles recuperados de los antiguos talleres ferroviarios de Remedios de Escalada y que fueron encontrados en estado de abandono tras el “ferrocidio” de los 90 en lo actualmente es el predio de campus académico de
la Universidad.

Por otra parte, los materiales que no se pueden reciclar de los antiguos muebles provienen, de las distintas localidades del sur del conurbano: así, por ejemplo, los cartones interiores son de una cooperativa de Lanús; la tela de los fueyes de una fábrica de Burzaco y los fenoles de las tapas o algunas piezas interiores provienen de una maderera de Wilde.

López además consignó que a partir del Pichuco 3 la UNLa pudo empezar a brindar múltiples clases a chicos de distintos barrios de zona sur. “Se empezó a dar clases en lugares populares de a 30 alumnos al mismo tiempo. Piensen que un conservatorio hay un bandoneón solo para todos. Es un bandoneón de estudio”, explicó.

La evolución del “Pichuco”
Pichuco, ganador del premio INNOVAR en el año 2012, tuvo su primera etapa ese año, con un prototipo elaborado a partir de una impresora 3D. “Todo el desarrollo estaba pensado para fabricarlo a escala industrial con piezas de inyección en una época en la que Argentina lanzaba sus propios satélites al espacio. Pero en 2016 el proyecto tuvo que cambiar drásticamente y en esos tiempos de crisis recurrimos a uno de los 20 valores que explicita la UNLa: el espíritu cooperativo.

Así nació la idea del Pichuco 2, rediseñado casi por completo hacia una fabricación más artesanal en la que se hicieron algo más de 10 instrumentos en colaboración con la Casa del Bandoneón que proveía las máquinas para nuestros muebles y fuelles”, detalló Daniel López, director del Área de Patrimonio Histórico de la universidad y alma máter del proyecto.

En 2020, surgió Pichuco 3 que ya fue fabricado casi integrante en la UNLa (además de los peines importados, lo único que se hizo afuera de la institución son los cortes láser de la madera) y representó una evolución en cuanto a sonido y calidad de las piezas. Al igual que el actual, también fueron hechos con madera de los antiguos muebles del ferrocarril. Se crearon 30 bandoneones con los que realizaron talleres en distintas escuelas, bibliotecas del sur del conurbano bonaerense y durante el programa de verano de la Universidad “Los derechos de la niñez no se toman vacaciones”.

Actualmente el Pichuco se desarrolla en su cuarta etapa y sigue evolucionando en todos sus componentes y sonido. Ya se terminó de armar y probar el primer ejemplar y en estos días se avanza en el ensamblado de otros 29 bandoneones que también –al igual que los anteriores- tendrán un destino pedagógico, en el marco del proyecto “Pichuco va a la escuela”.

“En la pandemia trabajamos mucho en la cuestión diseño, dibujos. A mediados del año pasado empezamos a juntarnos y decidimos largar el 4. Una de las novedades fue que en la carrera de Diseño Industrial tienen una cortadora láser y la pusieron a total disposición del proyecto, teniendo en cuenta que por la pandemia había menos volumen presencial de alumnos.

“La estética del bandoneón cambió. En el diseño actual toda la parte de madera está labrada con filetes, tiene el logo de la Universidad y dice Pichuco 4”, detalló López.

En la tapa además tiene labrada una flor de “No me olvides”, una especie tan característica en distintas provincias argentinas que crece de manera adventicia y que también rememora a aquel famoso poema de la Resistencia Peronista.

La idea
Fue la propia rectora de la UNLa, Ana Jaramillo, quien tuvo la idea de crear el bandoneón Pichuco, al notar –como bandoneonista aficionada y miembro de la Academia Nacional del Tango- la dificultad para acceder a este instrumento tan significativo en la cultura argentina. Además de López, Suárez y Coviello, el equipo de trabajo que lo lleva adelante se compone por Daniel Bozzani, director del Departamento de Humanidades y Arte y coordinador del proyecto; Fernando Recúpero, carpintero y Alejandro Humar, diseñador industrial egresado de la universidad.

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