Declararon dos sobrevivientes de la ESMA en el juicio por la apropiación de Victoria Donda

En su testimonio, Alicia Ruszkowski afirmó “con total seguridad” reconocer al acusado Adolfo Miguel Donda Tiger como la persona a la que vio numerosas veces en el mayor campo clandestino de detención que funcionó durante el terrorismo de Estado. Adriana Marcus coincidió en haber visto en reiteradas oportunidades al exmarino represor.

El juicio oral y público por la apropiación de la nieta restituida Victoria Donda Pérez, que tiene como único acusado al exmarino represor Adolfo Miguel Donda Tigel, continuó este lunes con las declaraciones de Adriana Rut Marcus y Alicia Ruszkowski, ambas sobrevivientes del Centro Clandestino de Detención que funcionó en la ESMA durante la última dictadura cívico militar.

Marcus y Ruszkowski declararon en la mañana del lunes ante el Tribunal Oral Federal N° 6 de la Ciudad de Buenos Aires integrado por los jueces Ricardo Basilico, Daniel Horacio Obligado y Gabriela López Iñíguez, a cargo de la causa que se le sigue a Donda Tigel por la apropiación de su sobrina y nieta restituida Victoria Donda Pérez.

“No se puede ser piadoso ni condescendiente con el enemigo, no lo fuimos con mi hermano que fue ‘Monto’ ni con mi cuñada que fue traída secuestrada a la ESMA y ha sido trasladada como lo vas a ser vos si no decís lo que sabes”, esa fue la frase inicial del testimonio dado por Ruszkowski, palabras que dijo haber escuchado de parte de Donda Tigel durante uno de los interrogatorios a los que fue sometida en la ESMA.

En su testimonio, Ruszkowski afirmó “con total seguridad” reconocer al acusado Adolfo Miguel Donda Tiger como la persona a la que vio numerosas veces en el mayor campo clandestino de detención que funcionó durante el terrorismo de Estado, que se hacía llamar “Gerónimo” y que estuvo a cargo de varios de los interrogatorios que se le efectuaron allí.

“Él remarcó ‘no hay piedad ni condescendencia, no tengo culpa’ y hablaba todo el tiempo de guerra, y estaba hablando de su hermano, su propia sangre, es de una crueldad espantosa”, enfatizó la testigo en otro tramo de su declaración para trazar rasgos personales del acusado.

Expresó además su deseo de que se sepa “qué pasó” con los restos de María Hilda Pérez y José Laureano Donda (padres bilógicos de la extitular del Inadi, ambos desaparecidos) “para que Victoria pueda resolver ese duelo”.

“Trabajo esclavo”: el testimonio de Marcus

A su turno, la testigo Marcus coincidió en haber visto en reiteradas oportunidades al exmarino Donda Tiger en la ESMA, donde estuvo secuestrada desde agosto de 1978 hasta abril de 1979.

Luego de ser “liberada” de su cautiverio, Marcus relató que vivió bajo la modalidad de “libertad vigilada”, debiendo realizar “trabajo esclavo”, “tareas de prensa” y, en ese contexto, en mayo de 1979 viajó a México con el exmarino Donda Tiger.

En ese viaje -relató- durante una caminata por el campus de una universidad de la capital de México, “Gerónimo” le dijo “‘tengo un hermano y una cuñada que eran terroristas, y subversivos como vos'”, para luego reconocer que “tenían una hija que él estaba criando porque él era el tío”.

“Sobre sus familiares me dijo que ‘no los había podido salvar’ y que él ‘no tuvo nada que ver con eso’, que ‘eran subversivos y les tocaba esa'”, rememoró Marcus sobre los dichos de Donda Tigel en aquella charla.

Asimismo, la testigo aclaró que el acusado no hizo ninguna referencia sobre que hubiera habido un embarazo en curso en su cuñada y que si bien lo que escuchó la “conmovió profundamente”, no emitió opinión ni preguntó nada porque una actitud así “podía tener consecuencias para una o para el conjunto de nuestros compañeros que seguían como rehenes”.

“No era un diálogo, era simplemente escuchar porque podíamos ‘pisar el palito’, estábamos en proceso de ‘recuperación’, ‘dando examen’ de alguna manera”, explicó Marcus.

Hacia el final de su declaración, la testigo -que trabajó durante 20 años como médica y docente de partería- reflexionó que el daño causado a las madres cuyos hijos fueron arrancados y sus bebés tiene consecuencias ulteriores graves que deberían ser tenidas en cuenta.

“No sólo en la vida de esos jóvenes que hoy tienen entre 40 y 45 años, sino en varias generaciones a futuro, no es solamente lo que vivió esa madre, ese bebé, sino que es un daño colectivo de toda la sociedad”, completó Marcus.

Tras los testimonios de Marcus y Ruszkowski, el acusado pidió una ampliación de su declaración indagatoria donde negó varias de las situaciones y dichos de las testigos y comunicó “el mismo interés” en saber qué fue del destino de su hermano y cuñada dado que, manifestó, “desconocer” su paradero.

En tanto, el Tribunal dejó pautado un cuarto intermedio hasta el lunes 13 de marzo a las 10, audiencia en la que declarará Victoria Donda Pérez.

El secuestro

María Hilda “Cori” Pérez (la progenitora de Victoria) fue secuestrada embarazada de cinco meses en la zona Oeste del conurbano bonaerense, el 28 de marzo de 1977.

María Hilda estaba en pareja con José Laureano Donda, ambos militaban en la organización Montoneros y tenían una niña, Eva, de cinco meses, que estaba en ese momento al cuidado de su abuela materna.

José fue secuestrado en mayo de 1977 y la pareja fue vista en la Comisaría 3° de Castelar y, en agosto de ese año, la joven fue trasladada a la ESMA, donde dio a luz a una niña a la que llamó Victoria, en un parto asistido por el médico militar Jorge Luis Magnacco.

Mientras estaba en la pieza de las embarazadas de la ESMA, Cori había recibido la visita de un marino, y les contó a sus compañeras de cautiverio que se trataba de su cuñado y les dio el nombre del represor: Adolfo Donda.

Victoria fue apropiada por el prefecto Juan Antonio Azic, quien integró junto con Donda los grupos de tareas que operaban desde la ESMA.

Cuando nació su sobrina, Donda Tiger no era parte del plantel estable de represores de la ESMA, sino que era visto en algunas oportunidades.

Pero desde 1978 ese fue su destino, donde llegó a estar a cargo de la jefatura de Operaciones y de inteligencia táctica de esa unidad dependiente de la Armada.

En octubre de 2004 Victoria fue restituida y supo que era hija de María Hilda y José, quienes continúan desaparecidos.

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