Compromiso, asistencia, ayuda para lograr una sociedad más justa e igualitaria

Scouts Argentina, “Siempre listos” para cultivar espíritus solidarios involucrados con la asistencia y la mejora de las condiciones de vida de las comunidades. Entrevista a Juan Cruz Melo, integrante del Consejo Directivo de dicha Asociación Civil, y a Florencia Cagliero del Comité Ejecutivo de dicha organización.

Que la educación es importante para el desarrollo individual y para el de las sociedades, es una idea que sostienen quienes han accedido a ella tanto como para quienes aún sigue siendo un deseo que no han podido concretar. Mucho tienen que hacer las instituciones de gobierno y por qué no también, cada uno de nosotros, en especial acercándonos y profundizando en los
saberes que más nos interesan o movilizan.

Cuando hablamos de educación rápidamente pensamos en la escuela, sin embargo, no solo en éstas se ofrecen enseñanzas. Otras formas de educación son brindadas por instituciones que se crean en los barrios con distintos propósitos. Entre las que se encuentran las agrupaciones de “Scouts”.

– ¿Cuál es el origen del escultismo en Argentina y con qué propósito nace?
Flor: -El movimiento Scout arranca en Inglaterra allá por 1907 con un militar Baden Powell que lo creó como un espacio de contención, en un comienzo era para los muchachos… Empieza a llegar a la Argentina, ¿es Perito Moreno el que lo trae Juan?
Juan: – En parte sí. También llega a Argentina a través de los inmigrantes europeos, el primer grupo acá nació en 1910 aproximadamente, en la localidad de Banfield, en ese momento se lo llamaba tropa. Eran unidades de veinte chicos con un adulto. Fue ahí al costado de la vía del tren porque muchos trabajadores que venían de Inglaterra iban a trabajar a los ferrocarriles.

De acuerdo al contexto que vivía Europa tenía como propósito formar jóvenes para servir a la nación. Muchos chicos estaban terminando la escuela, o iban a trabajar y no tenían una contención… Powell quería entrenar, en ese momento se decía adiestrar, con lo relacionado con el campismo y la vida en la naturaleza. No tanto con el sentido militar sino desde un sentido ciudadano. Una de las primeras cosas que ha pasado con el Movimiento Scout es la participación desde el servicio civil durante la Primera Guerra Mundial, básicamente en Inglaterra.

– ¿Cómo es que se acerca cada uno de ustedes al movimiento Scout? ¿Cuáles han sido sus motivaciones?
Juan:  – Han pasado muchas cosas después de esa época, el movimiento ha evolucionado. Hoy no diría que es completamente distinto porque sigue manteniendo la esencia de los propósitos pero adecuado a los años que vivimos. Yo particularmente entré de chico y generalmente sucede que es a través de una parroquia, un colegio, por amigos, conocidos, familiares.

Generalmente los chicos concurren de pequeños. Yo ingresé a los ocho años.
Flor: – En mi caso por medio del hermano de una de mis amigas. Ingresé a los quince años, algo más grande que lo que se ve habitualmente. Me enganchó el campamento de verano! Me enamoré, me encantaron las actividades, sobre todo me gustaron los desafíos a los que fui expuesta. Al empezar ni siquiera sabía que podría sortearlos, y quise seguir sintiendo lo
mismo.

– ¿Qué es lo que se transmite a los niños/as y jóvenes que ingresan a los grupos?
Flor: – Principalmente se trata de educación en valores que se van adquiriendo haciendo una promesa y cumpliendo con esa ley scout a lo largo de tu vida. Es un tipo de educación en valores que son el compromiso, la responsabilidad, la honestidad, el sentido de cuidado por la naturaleza y por nuestros pares. Una presencia espiritual también, respetando cualquier creencia, que será transversal a todas las actividades, y respeto también por uno mismo. Se propone un crecimiento personal desde los cinco o seis años hasta los 21, que es cuando se termina de ser protagonista de este programa en el que uno fue desarrollando nuevas habilidades para la vida. Cada propuesta se va adaptando a las progresiones personales.
Tenemos un método que incluye actividades de involucramiento comunitario y de servicio, acciones y gestos solidarios.

– ¿Qué grupos funcionan en la ciudad de Avellaneda?
Juan: – Este municipio tiene en total ocho grupos Scout: hay en casi todos los barrios excepto en Sarandí y Centro. En Wilde hay tres, en Villa Domínico, Dock Sur, Piñeiro que es al que yo pertenezco y en Gerli. El más viejo tiene más de 80 años, es el de Domínico cerca del Parque. El más nuevo es el de Dock Sud que está en la Iglesia del Sagrado Corazón, en la calle Estévez.

-Seguramente la pandemia les ha planteado nuevos desafíos. Aquí en Avellaneda, ¿están trabajando con un propósito particular?
Juan: – Cada grupo se plantea objetivos para cada año, mucho tiene que ver con lo interno. A fines de marzo de este año se firmó un convenio con la Municipalidad de Avellaneda, estuvieron el Intendente, Jefe de gabinete, y la presidente de Scouts Argentina: Marina
Rustan. Tiene que ver con empezar a desarrollar actividades y trabajar en conjunto, articulando acciones tanto para Scouts Argentina como para la gente del distrito. Una de las acciones que se preven a partir del reciente convenio firmado con la municipalidad es trabajar con la Secretaría de Deportes y la Subsecretaría de la Juventud. Responde también a toda la situación de pandemia, la que nos trajo distintos desafíos. Nos obligó a reinventamos, tratamos de encontrar un enfoque distinto a cómo veníamos desarrollando las actividades. Antes de este convenio hace un par de años, también nos vinculamos con el vivero municipal e hicimos un plan de reforestación.

– ¿Y en el grupo al que vos pertenecés?
Juan: – Mi grupo está dentro de un club de barrio, Idea feliz, que funciona como sociedad de fomento. Recién este año arrancó con las actividades presenciales. Tenemos muchas actividades dentro y fuera del club, principalmente las que tienen que ver con el  involucramiento comunitario. Los más chiquitos tienen un proceso distinto al interior del grupo. Mientras que, de cara a la sociedad, trabajan los chicos que pertenecen a los grupos de mayor edad, tienen entre 14 a 21 años. Se dedican a pensar y a hacer actividades con otros actores de la sociedad. Las llamamos proyectos o empresas solidarias de diferente índole. Uno de ellos es el de donaciones de sangre. Para muchos grupos Scouts en este contexto, el involucramiento comunitario fue un eje central. Abrieron comedores en sus sedes una o dos veces a la semana para personas del barrio o para el mismo grupo.
A partir del trabajo del año pasado empezamos a adquirir mayor visibilidad, no solo con la sociedad sino con los organismos estatales, tanto municipales como provinciales y nacionales.

Flor: – Creo que Juan Cruz no lo podía haber descripto mejor y todo lo que él te acaba de decir con respecto a Avellaneda habría que multiplicarlo por los 900 grupos a nivel nacional, cada uno con sus propias particularidades y de acuerdo a las restricciones de cada gobierno provincial. En abril del 2020, nuestra organización ya vio cómo la situación económica y social venía complicada. En ese momento ya se hablaba de la falta de trabajo, de las personas que habían quedado desempleadas por estar en regímenes informales o muy inestables, entonces la asociación se puso al servicio haciendo un Plan Nacional de Voluntariado Scout, que duró hasta diciembre. Fueron ocho meses de trabajo, participaron más de nueve mil voluntarios y voluntarias de Scout, haciendo asistencia alimentaria en un principio. Luego con el correr de los meses, otras nuevas problemáticas fueron surgiendo como la donación de sangre que había disminuido aproximadamente en un 80% en los bancos de nuestro país. Hicimos algo más de 35 campañas y juntamos algo más de 1000 donantes. Ha sido una multiplicación de tres vidas salvadas por cada donación. Luego todo lo relacionado con la empleabilidad, se hicieron talleres sobre la inserción y promoción laboral. El tema de la salud mental también fue abordado, tenemos un equipo de estudiantes de psicología, con otros colegas ya formados, trabajadoras y trabajadores sociales, hicieron un programa tendiente a la promoción y el cuidado de la salud mental.

También hubo muchas alianzas con otras organizaciones de la sociedad civil y con entes gubernamentales, entre ellos, con el Grupo Cruz Roja Argentina. Tenemos un programa para colaborar con el armado de kits de higiene para repartir. Participaron alrededor de mil voluntarios.

De abril a junio se nos vino el invierno, abrigos tampoco sobraban en Argentina, así que hicimos mucha campaña de donación de abrigos, frazadas, colchas, juntamos más o menos veintisiete mil y las fuimos entregando sobre todo a personas en situación de calle.
Luego cada uno de estos grupos scouts se convirtieron en centro de distribución de viandas, algunos preparaban la comida y entregaban, otros recibían donaciones de alimentos y se los llevaban a otra organización que ya estuviera cocinando para no duplicar esfuerzos y hacer un poco más eficiente esas colectas, otros se encargaron solamente de bolsones de alimentos.
Otros grupos hicieron todo! Cuando lanzamos este plan hicimos capacitación de manipulación de alimentos. Todo respetando las restricciones nacionales, como burbujas en espacios libres…

– ¿Qué va a encontrar un niño o joven que se acerca a la Asociación de Scouts?
Juan: -En principio más allá de todo lo que venimos contando lo que va a encontrar son amigos, gente con la cual se va a sentir cómoda; segundo, le va a ayudar en su crecimiento personal. Además, el Movimiento Scout es un gran formador de habilidades. Por otra parte, habilita a vivir experiencias que raramente se vivan en otro lugar, por ejemplo, poder compartir, sentirse parte; empodera a las personas.
Flor: -Agregaría que para muchos niños y niñas puede ser un espacio de contención, algo que, en las circunstancias actuales, no es menor. Un espacio para crecer, para desarrollarse y para ir encontrando lo que a uno le gusta y hacerlo. Yo siento mucho orgullo, porque es una organización de jóvenes, co-liderada con adultos, existe una alianza intergeneracional. Como joven me siento escuchada, mis ideas tienen un lugar, en la asociación yo tengo un nombre y un apellido y no soy un número entre voluntarios. Acá cada uno tiene un espacio. El estar presente también en las 24 provincias, es muy lindo.

Juan: -Orgullo, satisfacción y mucho agradecimiento también no solo a la Organización sino al movimiento Scout por lo que significa. Las instituciones trascienden, las ideas, lo que se va transmitiendo. Otros chicos van a sentir lo que yo cuando tenía ocho años, eso es lo importante.

 

Entusiasma verlos tan jóvenes e involucrados en trabajos tan importantes para la vida de la gente. Me parece maravilloso. Gracias por todo!

 

 

Por Silvia Donnet
(Lic. y Profesora en Ciencias de la Educación)
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