Un buen juguete debe divertir y ser seguro, advierten los fabricantes

Los juguetes fabricados por la industria nacional pasan por un laboratorio que certifica que cumplen con las normas de seguridad, requisito indispensable para que, independientemente de calidad y precio, los chicos puedan jugar con ellos sin causarse daño, informaron fabricantes y vendedores a pocos días de la Nochebuena.

Un juguete seguro tiene que tener la referencia del país de procedencia si es importado, o el CUIL y la dirección del fabricante; el rango de edad para el que fue destinado, además de una estampilla con la advertencia de cómo debe usarse, según las normas que rigen en el país.

 
“El 90 por ciento de los juguetes de industria nacional pasan por un laboratorio que fiscaliza los criterios, componentes y normas de fabricación según los estándares nacionales e internacionales. Por eso creo que los juguetes argentinos son unos de los más seguros del mundo”, dijo a Télam Matías Furió, presidente de la Cámara Argentina de la Industria del Juguete (CAIJ).

En tanto, aclaró el titular de la CAIJ “el 80 por ciento de los importados también pasan por ese laboratorio de alta tecnología de la CAIJ porque desde 1999 en Argentina, sean nacionales o no, los juguetes deben tener un certificado que luego es homologado, según las normas IRAM, o por el INTI”.

No obstante, recalcó Furió, “es fundamental que los adultos responsables sepan qué mirar a la hora de adquirir el juguete”.

“La primera medida es comprar juguetes en locales comerciales y no en la vía pública, donde abundan los artículos que evaden los controles; y la segunda, es buscar la información que por ley un juguete seguro debe exhibir”, precisó el presidente de CAIJ.

La manera de saber que el juguete pasó por el control implica buscar en el envoltorio una estampilla colorada donde aparece la advertencia de uso del juguete; el logo en el caso de los productos prohibidos para menores de tres años (una carita tachada) y en todos los casos el rango de edad y los datos del fabricante o importador.

“Si hay dudas, la persona puede incluso pedirle al juguetero que le muestre el certificado correspondiente a ese artículo, emitido por el laboratorio que tiene Argentina para el control de seguridad”, informó Furió.

Los inflables y otros productos fabricados con plásticos blandos demandan una mayor atención por parte de los adultos ya que pueden tener ftalatos, una sustancia prohibida en Argentina desde 2008, por su toxicidad.

“La resolución 583 de 2008 prohibió la sustancia que se utiliza como plastificante para otorgarle flexiblidad y suavidad al plástico”, señaló el titular de CAIJ, quien advirtió que como esa medida tiene alcance nacional, es indispensable buscar la inscripción “libre de ftalatos” en los importados.

Parada en la entrada de El Mundo del Juguete, un local sobre la calle Florida al 300, Ivanna dijo a Télam mientras buscaba qué regalo hacerle a su sobrino de 4 años para esta Navidad, que “no sabe que hacer para enterarse si un juguete es seguro o no”.

 
“Me fijo sólo si es apto para la edad de mi sobrino. El resto no tengo idea, confío en que la juguetería no me va a vender algo tóxico”, confesó la joven.

La confesión de Ivanna fue confirmada por el vendedor Franco Giglio al contar que “los únicos que preguntan sobre la seguridad del producto son los que buscan juguetes para los más chicos, igual, no hay una noción clara de qué es lo que tienen que exigir”.

“No es común que los clientes pregunten por la seguridad del juguete; sí es habitual que consulten si puede usarlo un chico de tal o cuál edad”, explicó el empleado de la juguetería, mientras mostraba el rango de edad en el envoltorio de un equipo de patas de rana y brazaletes, para jugar en el agua.

Los ensayos físicos y mecánicos que se hacen en laboratorio evalúan el diseño del juguete para que no presente riesgo de lesión; mientras que los de migración de metales pesados analizan el material con que está fabricado, informó la CAIJ.

Este año, un niño de siete años murió en Santiago del Estero, por inhalar purpurina, una sustancia, que contiene metales pesados, como el plomo y el cobre, altamente tóxicos cuando son inhalados.

“Para que un juguete termine siendo seguro, además de las normas que deben cumplir los fabricantes, hay una responsabilidad que pasa por cómo se use en el hogar o en la escuela”, dijo la toxicóloga del Hospital Santojanni, Mónica Nápoli.

La purpurina, comentó la médica, “es tóxica si se la utiliza incorrectamente, como ocurre con la mayor parte de las sustancias” por ese motivo, recomendó que “haya siempre un adulto responsable cuando los niños manipulan sustancias”.

“Los casos por intoxicación con purpurina son escasos y aislados. Una nena de dos años falleció por aspirar involuntariamente esa sustancia; mientras que una preadolescente sufrió secuelas por el mismo motivo, entre los pocos casos registrados de este tipo”, precisó Nápoli.

Los juguetes, según fabricantes y vendedores, deben ser seguros y Argentina tiene por ley que garantizar esa condición; sin embargo no depende solo de la industria y del comercio que no haya riesgo para los chicos si no hay una actitud responsable por parte de los adultos.
Los interesados en obtener más información pueden llamar al 4922-0169 o ingresar a www.infojuguetes.com.ar.

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