El fiscal federal a cargo del caso, Carlos Stornelli, quien esta madrugada encabezó el operativo de rescate del menor, aseguró a Télam que durante los dos días que duró el secuestro hubo “al menos 30 llamadas extorsivas” y que el hecho de que una de las secuestradoras sea conocida de la familia les generaba “una gran preocupación por la integridad física del menor”.

La víctima es un chico de 10 años que vive en la villa Zavaleta del barrio porteño de Barracas y es hijo de una mujer que tiene en Constitución una panchería en la que, según reveló uno de los investigadores, “le va muy bien”.

“Incluso, la mujer solía comentar en público que recaudaba entre 1.000 y 1.500 pesos por día, lo que seguramente hizo que los secuestradores eligieran a su hijo como blanco del secuestro”, reveló a Télam una de las fuentes consultadas.

El hecho se inició el lunes pasado alrededor de las 20 cuando el nene fue solo a un kiosco y la amiga paraguaya de la familia, que ahora quedó detenida, se acercó y se lo llevó con algún engaño.

De inmediato comenzaron los llamados extorsivos en los que empezaron pidiendo un rescate de 200.000 pesos y en los que como interlocutores, se alternaban un hombre y una mujer.

El caso fue denunciado y de inmediato se pusieron a trabajar en la investigación de este secuestro extorsivo, el fiscal Stornelli y los detectives de la División Operativa Central (ex Antisecuestros) de la PFA.

La familia logró juntar entre sus ahorros y los aportes que le hicieron familiares y amigos, unos 150.000 pesos que los secuestradores aceptaron para salir al pago.

La propia madre del chico fue quien esta madrugada fue al primer sitio acordado para el pago, una esquina del barrio de Barracas, donde la mujer dejó la bolsa con el dinero junto a un tacho de basura.

El fiscal dio la orden de cortar el pago y los efectivos de la PFA detuvieron al travesti que se acercó a levantar el dinero del rescate.

Pese a esa detención, los llamados extorsivos continuaron y se arregló un segundo lugar de pago, la esquina de avenida Garay y Piedras, en el límite entre los barrios de San Telmo y Constitución.

Allí también por orden del fiscal se detuvo al segundo cobrador que fue justamente la amiga paraguaya de la familia del nene.

Esta mujer fue la que le indicó a los investigadores dónde estaba cautivo el chico y allí el operativo se trasladó al hotel “Valencia”, ubicado en Bernardo de Irigoyen 1328, donde la policía hizo una irrupción táctica y encontró al nene acostado en una cama, atado de pies y manos y tapado con una frazada.

“Pensamos que estaba muerto”, dijo a Télam uno de los investigadores que entró primero a la habitación, aunque luego aclaró que al chico costó despertarlo porque estaba algo adormecido, razón por la cual ahora esperaban el chequeo médico ante la sospecha de que lo tenían sedado con algún tipo de droga.

Luego del operativo, el fiscal Stornelli contó a Télam que por el caso “hay dos prófugos que se está procurando identificar a la brevedad para que sean detenidos”.