Reflexiones de Monseñor Rubén Frassia

El Obispo de la Diócesis de Avellaneda – Lanús, en sus reflexiones radiales semanales, se refirió al Evangelio San Mateo 10,26-33 ciclo A: “No tengan miedo”

Jesús dijo a sus Apóstoles: “No teman a los hombres. No hay nada oculto que no deba ser revelado, y nada secreto que no deba ser conocido. Lo que yo les digo en la oscuridad, repítanlo en pleno día; y lo que escuchen al oído, proclámenlo desde lo alto de las casas. No teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Teman más bien a aquel que puede arrojar el alma y el cuerpo al infierno. ¿Acaso no se vende un par de pájaros por unas monedas? Sin embargo, ni uno solo de ellos cae en tierra, sin el consentimiento del Padre que está en el cielo. Ustedes tienen contados todos sus cabellos. No teman entonces, porque valen más que muchos pájaros. Al que me reconozca abiertamente ante los hombres, yo lo reconoceré ante mi Padre que está en el cielo. Pero yo renegaré ante mi Padre que está en el cielo de aquel que reniegue de mí ante los hombres.”

 

“No tengan miedo”

Estamos hablando de un tema muy importante: la persecución y la suerte que pueden correr muchos discípulos por ser creyentes, por ser cristianos, por ser humanos. ¡Cuánta gente ha perdido la vida trágicamente! Pensemos en Siria, en Irak, y en tantos otros lugares que, por el solo hecho de ser cristianos, han sido eliminados de este mundo. Por llevar la cruz, por leer el Evangelio, por tener otra creencia, se los mata. ¡Cuántos atentados de gente fanática!, uno nunca sabe cuáles son las motivaciones últimas, de sus movimientos, de su estrategia y de sus ataques. Ciertamente el mal y lo malo están presentes. Muchas veces pareciera que es más fuerte el mal que el bien.

 

Veamos las cosas que suceden en nuestra patria: tanta disolución, tanta mentira, tantas mezquindades, tantos intereses particulares. Observemos todos los problemas que existen en nuestra sociedad, que habría que diluirlos porque afectan demasiado: la corrupción, la falta de justicia, el mal uso de ella. ¡Tantas cosas que nos van debilitando! La pérdida del bien común, la falta de verdad, la falta de justicia. ¡Qué difícil se hace, a veces, pensar y obrar bien!

 

Sin embargo, hay algo que tiene que resonar en lo más profundo de nuestro corazón: ¡no tengan miedo!, ¡hay que vivir en la verdad!, ¡hay que vivir en las cosas grandes!, ¡hay que vivir en las cosas importantes! No teman a los que matan el cuerpo pero no pueden matar el alma. Más bien hay que tenerle miedo a aquel que puede arrojar el alma y el cuerpo al infierno.

 

Usted que tiene familia, usted que es educador, usted que tiene un cargo, que es político, usted que es ama de casa, madre de hijos; vos que sos hijo, que sos hermano, los abuelos, ¡reaccionemos, vivamos sin miedo, busquemos siempre la verdad, la honestidad y la justicia, para el mundo, para la Iglesia y para nuestra patria!

Si al Maestro, Jesús, lo persiguieron ¡por qué no a sus discípulos! ¡No tengan miedo porque ustedes valen más que muchos pájaros!

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