Reabrió sus puertas la Escuela de Panadería de la Fundación Pelota de Trapo

Está dedicada a la formación en el oficio de los chicos que residen en el Hogar y a la fabricación y venta de productos panificados. Es sólo uno de los elogiables programas que desarrolla la institución creada por Morlachetti en nuestra ciudad.

Luego de dos años de inactividad, la semana pasada retomó su actividad “Panipán”, la Escuela de Panadería de la Fundación Pelota de Trapo, dedicada a la fabricación y venta de panificados, y en especial a la formación en el oficio de los chicos que residen en el Hogar Pelota de Trapo.

 

 

El establecimiento, emplazado sobre una antigua casona de estilo colonial, funciona en la avenida Crisólogo Larralde 801 y atiende al público de lunes a sábados de 7 a 13 horas.
Allí, elaborados a diario por un experto Maestro Panadero, con la colaboración de los chicos del Hogar, son fabricados desde el tradicional pan casero, hasta prepizzas, medialunas, bizcochitos y cremonas, entre otras delicias panificadas.
“La Panadería estuvo cerrada porque se jubiló hace dos años nuestro maestro panadero”, explicó a La Ciudad, Darío Cid, vicepresidente de la Fundación Pelota de Trapo. “Nos fue difícil encontrar otro panadero que pudiera transmitir el oficio a los jóvenes. Para nosotros no solamente es una alegría enorme reabrir la panadería, sino también demostrar que nuestros jóvenes, cuando se les propone un proyecto se involucran, pueden volver a soñar y pensar en el futuro”, destacó Cid.
La Fundación Pelota de Trapo fue creada en el año 1974 por el sociólogo Alberto Morlachetti, con la misión de asistir a chicos y chicas que, por diversas problemáticas sociales extremas, estaban es situación calle o en estado de altísimo riesgo y vulnerabilidad. Por ese motivo, la Fundación brinda desde hace décadas un espacio de amor y contención, pero también un proyecto de vida través de distintos oficios.
“Alberto tuvo la visión de ver en la infancia la posibilidad del cambio y la transformación de una sociedad”, sostuvo Darío Cid. “Pelota de Trapo”, desde su creación, ha demostrado ampliamente que nuestros jóvenes pueden salir de las peores condiciones y de las situaciones más difíciles”, sustuvo convencido el vicepresidente de la institución, quien definió a la Fundación como “un colectivo humano, un grupo de personas que nos hemos reunido en torno a valores comunes, a una mirada compartida de la realidad, de la sociedad y del país que queremos”, señaló.
Al Hogar Pelota de Trapo, que funciona en Martinica y Aráuz, Avellaneda, asisten alrededor de 30 chicos y chicas que están judicializados o que vienen derivados de diferentes programas del Estado. Permanecen en la institución hasta que desarrollan su autonomía económica.
La Fundación Pelota de trapo cuenta con distintos y valiosísimos programas gratuitos, destinados exclusivamente a la infancia en situación de riesgo. Entre ellos, se destacan:
La Casa del Niño Avellaneda. El programa está dirigido a niños de 45 días a 14 años, provenientes de sectores de pobreza crítica. Cerca de 170 chicos concurren de lunes a viernes de 8 a 18 horas. Desayunan, almuerzan y meriendan. Realizan diversas actividades, como deportes, títeres, teatro y van a la escuela. Además, la casa cuenta con profesionales de la salud que asisten a los niños de manera permanente. La misión es la de ayudar a familias empobrecidas y fragmentadas a criar sus hijos, para evitar abandonos. Funciona en Santa Fe 1522 Avellaneda.
Escuela Talleres Gráficos Manchita: Allí los jóvenes aprenden el oficio gráfico. Cuenta con modernas maquinarias para la realización de trabajos profesionales a terceros de primera calidad. Funciona en Uruguay 212 Avellaneda.
Escuela de Panadería “Panipán”: Funciona en Crisólogo Larralde (ex Agüero) 801 Avellaneda. También enseñan a fabricar helados y mermeladas.
Agencia de Noticias Pelota de Trapo: Llega a cerca de 60 mil lectores a través de una página web que se actualiza a diario, un boletín electrónico semanal enviado a los suscriptores y una revista impresa en papel, además de ediciones especiales.
“Si bien por algunos programas como el de Casa del Niño recibimos becas del Estado provincial y de la Ciudad, no alcanzan para cubrir todas las necesidad y desarrollar los programas. Por lo tanto también los emprendimiento productivos cumplen la función de aportar a la sustentabilidad de la Fundación, porque sin ellos no hubiéramos podido sostener la obra”, sostuvo el directivo de la entidad, al ser consultado sobre el modo de financiación de la organización.

 

Los chicos del Hogar Pelota de Trapo viajaron a Mar del Plata
El pasado mes de enero, los treinta niños y niñas que residen en el Hogar Pelota de Trapo, junto a las autoridades de la institución, viajaron a Mar del Plata, donde durante siete días pudieron disfrutar del mar, actividades al aire libre y de los tradiciones juegos playeros como tejo, fútbol y vóley.
Tal como destacaron los directivos de la entidad, el viaje no hubiera sido posible sin la importante colaboración de la reconocida agencia de Turismo local, Piñeyro Travels.

 

Inaugurarán el Paseo de Juegos Pelota de Trapo
Con motivo de cumplirse el primer aniversario del fallecimiento del fundador de la Fundación Pelota de Trapo, Alberto Morlachetti, el próximo 22 de abril la institución inaugurará el “Paseo de Juegos Pelota de Trapo”, que funcionará dentro del predio de Aráuz y Martinica.
El complejo contará con novedosos juegos interactivos, diseñados por estudiantes de la Universidad de Buenos Aires, un salón de usos múltiples, buffet, cocina y baños para ambos sexos.
Allí también serán desarrolladas actividades deportivas y recreativas, que estarán abiertas a toda la comunidad.

 

Los historia de Pelota de Trapo, la historia del país
“Cuando Alberto (Morlachetti), en su militancia social, comenzó a trabajar con los pibes, empezó a ver que es en la infancia dónde se puede sembrar futuro”, recordó Darío Cid, al referirse los órigenes de la emblemática Fundación de Avellaneda. “Por eso eligió a la población infantil, para desde ahí construir la propuesta de Pelota de Trapo”, agregó.
“Casa del Niño fue creada en 1974, porque Avellaneda era el primer cinturón industrial de la provincia y en muchas de las fábricas trabajaban madres solteras, que no tenían dónde dejar a sus hijos. En ese contexto se empezó a trabajar con los hijos de las madres trabajadoras. La tarea era acompañarlos en la crianza, ya que pasaban muchas horas con nosotros. La mamá tenía la garantía de que su chico estaba bien alimentado, que tenía la posibilidad de jugar, de construir un vínculo afectivo y desarrollarlo”, relató Cid a modo de raconto histórico.
“Luego el país fue cambiando, apareció una dictadura que generó un modelo económico de exclusión y después llegaron los ‘90, donde la desocupación se hizo masiva. Entonces ya dejamos de atender a los hijos de las madres trabajadores para asitir a los hijos de las madres desocupadas, con todo lo que eso implica: los problemas de vivienda, los trabajos precarios, la incertidumbre permanente de no saber cuándo se come y todo lo que produce la desocupación dentro del seno familiar. Allí comenzaron a aparecer los chicos con situaciones de salud delicadas, como desnutrición o bajo peso”, expresó el vice de la Fundación.
“Es por eso que Alberto pensó también en los consultorios médicos y actualmente tenemos pediatras y odontólogos en Casa del Niño, porque la idea era abordar a los chicos desde una mirada integral. Entonces era necesario ya no sólo acompañar sino compartir la crianza, hacernos cargo de otras cosas, ya que muchas mamás no podían solas”, remarcó Cid.
“Hoy nos encontramos con otro fenómeno que es la droga, que se metió en los barrios más populares y más pobres y está haciendo estragos con la juventud. entonces no solo nos encontramos con un nuevo fenómeno que ya no solo es la desocupación o el hambre, es otro desafía con el cual nos enfrentamos”, alertó.
No obstante, Cid valoró el enorme trabajo que realizan los educadores de la Fundación, quienes han permitido cumplir con creces la misión de la entidad. “Los chicos que han egresado de Pelota de Trapo son chicos que han podido construir su vida y hacer una vida diferente. Es por eso que nosotros creemos que se puede hacer en la Argentina y que si no se hace es porque no hay voluntad de transformar”, concluyó Darío Cid.

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