Tenemos presente que en estos últimos 20 años se ha producido una clara disolución de ciertos contextos simbólicos que apuntalaban a los jovenes en crecimiento y que en la actualidad no parecen existir, hoy nos encontramos con familias desmembradas, consumos heterogeneracionales, padres y hermanos consumidores, matrimonios consumidores, abandono escolar producto del consumo de alcohol y otras drogas a temprana edad con profundos déficit a educativos, también observamos una alta tolerancia social al consumo de ciertas sustancias con características permisivas que minimizan el riesgo del uso de drogas en especial de la marihuana. Esto se agrava por el afianzamiento de venta de drogas en los barrios con cierta complicidad policial lo cual hace cambiar el paisaje urbano, bandas disputando territorios y liderazgos para la venta de drogas profundizando la epidemia.

Por lo tanto los pacientes actuales tienen consumos desmesurados, con poliadicción, encontrándonos con pacientes jóvenes con daños cerebrales, deficits de atención, perdida de memoria, alteraciones en el proceso del pensamiento, los consumidores de paco son verdaderos autómatas antes de la adolescencia.
La gran pregunta es que hacer ante este panorama, en primer lugar el Estado debe tener mayor presencia en los territorios no abriendo centros asistenciales solamente, sino generando programas preventivos globales, superando la actual sectorializacion del aparato administrativo y de la misma administración municipal, estos programas deben plantearse a 3-4 años, deben partir de un certero diagnóstico comunitario y estableciendo un orden de prioridades, articulando prestaciones preventivas con asistenciales e individuales con grupales y colectivas.
El conocimiento de la realidad y el diagnóstico no pueden ser sólo patrimonio de los técnicos y de los políticos, sino también de la población está tiene que estar asociada al proceso desde el diagnóstico y no cuando esté todo decidido, esto puede alargar los tiempos del proceso pero lo hace más seguro y sobre todo participativo, requiere de inversión por lo tanto son decisiones políticas para llevarlo a cabo, también es necesario la capacitación a los profesionales que lamentablemente tienen formación individualista y muchos creen poco en la prevención.
Para finalizar, todos los datos indican claramente que estamos frente a la necesidad de un cambio profundo en las formas de participación y elaboración de intervenciones comunitarias no sólo para la conformación y elaboración de programas preventivos sino también del agotado modelo asistencial.

Lic. Eliseo Sardi
Master en Drogadependencia
Experto en intervenciones comunitarias.
Email carcabra2002@yahoo.com.ar