Luto en el mundo de la música: a los 57 años, murió el talentoso Prince

La noticia conmovió al mundo de la música por la enorme influencia que este compositor e intérprete tuvo en el funk, el pop y el rock, desde su aparición a fines de los 70.

“Con profunda tristeza confirmo que el legendario e icónico artista Prince Rogers Nelson murió en su residencia de Paisley Park esta mañana a los 57 años”, escribió su agente Anna Meacham en un correo electrónico que rápidamente se viralizó en las redes.

El cantante había sido internado por una gripe el 15 de abril por la mañana, cuando su avión privado debió realizar un aterrizaje de emergencia en el Aeropuerto de Quad City en Moline, Illinois, horas después de un concierto en Atlanta (Georgia), porque se sentía muy mal.

Sin embargo, fue dado de alta tres horas más tarde. Según su representante, hacía varias semanas que Prince luchaba contra una gripe, con fiebre muy alta. El cantante, que estaba en medio de su “Piano and a Microphone Tour”, había cancelado dos conciertos este mes debido a la gripe, pero había decidido dar ese recital en Atlanta por motivos personales.

Hijo de un músico de jazz aficionado, Prince Rogers Nelson nació en la ciudad de Minneapolis, en el estado de Minnesota, el 7 de junio de 1958, y fue esencial para que en los 80 se revalorizara la música negra: el funk, el soul, el blues, el gospel, el hip hop y el R&B, a los que imprimió un giro extraño pero de profunda identidad, que revolucionó todo el panorama de la música.

Prince fue considerado un genio por músicos como Paul McCartney, George Harrison, Mick Jagger, David Bowie y otros, que elogiaron discos como “Controversy”, “Purple Rain”, “1999” y la serie de placas trascendentales que grabó entre la segunda mitad de los 80 y la primera mitad de los 90.

En esos años produjo álbumes esenciales para el rock como como “Parade”, “Around the World in a Day”, “Sign o’ the Times” (1987), “Lovesexy” (1988), “Batman” (1989), “Graffiti Bridge” (1990), “Diamonds and Pearls” (1991) y “Love Symbol Album” (el disco del signo).

En su extraño y novedoso cóctel mezcló el jazz, ya que era amigo de Miles Davis, con quien grabó algunas canciones que nunca se publicaron en su estudio de Minneapolis, pero también tomó a Duke Ellington, Otis Redding, Curtis Mayfield, Stevie Wonder, Jimi Hendrix, a James Brown, a George Clinton, a Chic y gran cantidad de artistas de funk y soul y los mezcló en una nueva sonoridad que redefinió el sonido de la música pop en los 80 y devolvió a la música negra a un nivel altísimo.

Hedonista, ambiguo, loco, brillante, Prince se forjó una gran lista de amantes que van desde Kim Bassinger, Madonna, Sheena Easton, Sherilyn Fenn, Carmen Electra, Apolonia, Sheila E, Mayte García, Halle Berry, Naomi Campbell, entre otras figuras, a algunas de las cuales les llegó a grabar y producir discos.

Prince alcanzó la popularidad con el álbum Purple Rain (1984) y la película homónima y el tema “Purple Rain” obtuvo el Oscar a la mejor banda sonora y también ganó un premio Grammy por el álbum.

Aunque solía grabar sus discos solo, tocando todos los instrumentos, la vida de Prince estuvo signada por dos grandes bandas de acompañantes como The Revolution, que lo integraron Lisa Coleman en guitarras, Dez Dickerson, Wendy Melvoin en guitarra, André Cymone, Bobby Z, Gayle Chapman y Matt Fink, a los que sumaba la sexy percusionista latina Sheila E (Sheila Escovedo). Con ellos grabó los discos “1999”, “Around the World in a Day”, “Purple Rain”, “Parade” y “Sign o’ the Times”.

Años más tarde formó otra gran banda, la New Power Generation, con Michael Bland en batería, Levi Seacer Jr. en guitarra, Rosie Gaines en piano y coros, Kirk Johnson en percusión, Tommy Barbarella en teclados y Sonny T en bajo.

Con este grupo grabó los discos “Diamonds and Pearls” (1991), “El álbum del signo del amor”, “Come” (1994), “The Black Album” (1994) y “The Gold Experience”, considerados esenciales para el relanzamiento del funk a nivel mundial.

Su influencia se extendió a sus protegidos como Morris Day, Apolonia 6, Jimmy Jam, Terry Lewis y The Family, pero también a grandes artistas como Duran Duran, INXS, cierta etapa de Bowie, Simple Minds y otros.

Durante los 80 algunos músicos lo ningunearon, pero George Harrison, Eric Clapton, Paul McCartney se maravillaron con su solo de guitarra en “Purple Rain” y elogiaron sus discos a lo largo de los años sucesivos.

A partir de “Purple Rain”, Prince ganó masividad y sus discos eran los más esperados del año, situación que el músico aprovechó para generar un aura de misterio y excentricidad con muy pocos contactos con la prensa.

Coronó esta situación con un larguísimo enfrentamiento con la industria discográfica a partir del años 92 cuando pidió que lo llamaran con el signo que mezclaba el de la femineidad, la masculinidad y una nota musical.

Su compañía discográfica propuso que fuera conocido como “el artista antes conocido como Prince”, aunque luego acrecentó la pelea cuando decidió no publicar “El black album”, el álbum maldito del artista de Minneapolis.

El disco era muy sexy como una dura reacción de Prince contra el establishment conservador de los Estados Unidos que había logrado que los discos aparecieran con la etiqueta de advertencia sobre contenido prohibido para menores en la tapa. Prince junto a Frank Zappa lo consideraron un atentado contra el arte de tapa.

Parte de las canciones se incluyeron en el CD “Come”, donde aparece la canción final que registra, según la leyenda, más tres minutos de gemidos y un orgasmo de Mayte García o Carmen Electra, mientras el músico les practicaba sexo oral.

Prince solía grabar sus discos en los estudios de Paisley Park y era muy prolífico, por lo que siempre se consideró que dejó varios discos enteros de canciones que jamás se publicaron, como álbum triple “Crystall Ball” que no le permitieron editar.

Esto lo llevó a componer para muchos otros artistas bajo seudónimos como Christopher, Jamie Starr, Joey Coco, Alexander Nevermind y Tora Tora, entre otros.

Precisamente como Christopher firmó el gran éxito de la carrera de las Bangles, “Manic Monday”, que vendió millones y que le permitió llevarse a la cama a Sussana Hoffs, vocalista del cuarteto femenino.

Mientras en las radios seguían sonando clásicos como “Little Red Corvette”, “If I was Your Girlfriend”, “Hot Thing”, “I Could Never Take The Place Of Your Man”, “I Wanna Be Your Lover”. “Let’s go crazy”, “When doves cry”, “U got the look”, “Kiss”, “Cream”, “Diamantes y perlas”, Prince se mantuvo alejado de los escenarios.

En 2001 editó el elogiado “The Rainbow Children” dedicado su hijo Boy Gregory, que tuvo con su ex esposa Mayte García, que falleció a los pocos días de nacer.

Tras años de silencio y discos flojos, Prince retornó en 2004 con “Musicology”, que se vendió en los kioscos junto a distintos periódicos de diversos países del mundo. Además, coincidió con su conversión al culto de los Testigos de Jehová, luego de su casamiento con Manuela Testolini, empleada de Paisley Park.

En los últimos años Prince giraba con dos bandas, una mixta con músicos veteranos y la otra con 3rdeyegilr, un power trío femenino integrado por la baterista estadounidense Hannah Welton, la guitarrista canadiense Donna Grantis y la bajista danesa Ida Kristine Nielsen.

Con estas dos agrupaciones publicó los discos “Plectrumelectrum”, “Art Official Age”, “HITnRUN Phase One”, “HITnRUN Phase Two” con los que regresó para marcarles la cancha a las nuevas figuras de la música negra.

Rápidamente músicos como Kanye West, Jay-Z, Pharrel Williams, John Legend, William, Kendrick Lamarr y D’Angelo reconocieron que la influencia de Prince era gigantesca y clave para ellos y lo invitaron a tocar en sus shows, al igual que las cantantes Rihanna y Beyonce.

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