Los bomberos de Craso

Escribe Claudio Penso, especialista en impulsar procesos de cambio y crecimiento

Marco Licinio Craso fue un general y aristócrata romano, célebre por haber aplastado la revuelta liderada por Espartaco, pero sobre todo por haber brindado apoyo financiero a Julio César para pactar el Primer Triunvirato junto a Pompeyo Magno y hacerse con el poder en Roma. Pese a ser un hombre inmensamente rico, su voracidad no tenía límites. Prueba de esto es una práctica que llevaba a cabo con frecuencia. En ese momento, los edificios de Roma eran precarios y estaban atestados de gente. Los incendios eran comunes y no había una organización del estado para combatirlos. Craso organizó un grupo de esclavos que acudía con velocidad cuando las llamas habían comenzado y le ofertaban al propietario comprar su casa antes que el fuego la extinguiera. Lógicamente, ofrecían un precio vil que la mayoría de las veces era aceptado. Craso luego reparaba la propiedad y la ponía a la venta sin ningún remordimiento.

 
En todas las circunstancias hay un factor de poder que interfiere cuando hay un conflicto de intereses: Negociar bajo la presión del tiempo. Cada segundo aniquilaba la resistencia y la capacidad de aquellos que negociaban a la vera de las llamas, mientras veían su propiedad arder. Los bomberos de Craso lo sabían y por esto usufructuaban la desesperación de muchos que preferían salvaguardar algo a perderlo todo.
El tiempo junto a la falta de escrúpulos ejercen una presión aún más destructiva que el fuego.

claudio@claudiopenso.com

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