La construcción de nuestra vida

Escribe Claudio Penso, especialista en impulsar procesos de cambio y crecimiento.

 

Los egipcios dejaron registros sobre todos los aspectos de su vida, después de 5000 años sabemos los nombres de los gatos de los faraones, sin embargo hay pocas evidencias sobre uno de los principales enigmas: Cómo construyeron sus pirámides.

 
Una de las incógnitas es cómo hacían para cortar esos inmensos bloques de piedra y transportarlos sin el conocimiento de la rueda y la polea.

 
Hay indicios en los papiros de que usaban gigantescas barcazas y trineos para transportar los bloques. Clasificaban las piedras por su apariencia, dureza y ubicación. La explotación de las canteras, algunas a 800 km, se realizaba avanzando de arriba hacia abajo, cortando los bloques mediante la talla de grietas de separación. Se valían de mazos, cinceles y herramientas de madera, luego de cobre y más tarde de bronce, pero también de hierro. Para el caso de las piedras más duras como el granito, idearon un método de calentamiento, rompían con fuego cada una de las capas hasta que llegaban a aquellas de más calidad. El pulido se realizaba en las mismas canteras con cuarzo molido mezclado con piedras de afilar. La gran pirámide de Keops asombra por el grado de precisión tan extremo con el que se dimensionó toda la estructura, la perfección con la que ensamblaron dos millones y medio de bloques de piedra, algunos de 60 toneladas (que no dejan pasar un simple cuchillo entre sus juntas), así como su alineación con los cuatro puntos cardinales. Algunos expertos afirman que lo más extraordinario es que los egipcios se valieron de herramientas ingeniosas contra la que no tuvieron que luchar ni esforzarse: la fuerza de la gravedad y el esquema fractal.

 
Nuestra vida es similar a la construcción de una pirámide. Las canteras están distantes, no todas las piedras tienen la misma dificultad. Están ahí, sólo tenemos que descifrar su esencia, comprender su resistencia. No contamos con las herramientas ideales para extraer  las de mayor calidad, tenemos que idear otras con ingenio y la persistencia de la voluntad.

 

18
Al contemplar una vida en perspectiva, cuando la obra está concluida, siempre es asombrosa, perfecta. Porque ha sido una construcción. Y ella contiene el sueño de la realización, los dolores de la ruptura y la alegría del logro. Cuando una vida y una pirámide están ahí, de pie, ha trascendido. Tienen su mística y su misterio.
claudio@claudiopenso.com
 

 

noticias relacionadas