Cronigrafía de la ciudad

Goleador de Racing y era amateur

Antonio J. González.

«…viejo ídolo de las multitudes… piloto irremplazable en la época en que el Racing Club se cubrió de glorias, será recordado en la historia futbolística de nuestro país como el símbolo de la eficacia, de esa efectividad que es indispensable para llegar a la cúspide de un deporte tan exigente como el fútbol… prototipo de una época en que nuestro fútbol comenzó a identificarse como ciudadano del mundo, Alberto Marcovecchio llegó a la fama…»., decía el diario La Nación, en 1958 ante el fallecimiento del que fuera jugador no profesional. Y continuaba la nota: «…Superdotado del siglo, …goleador temible, oportuno y resuelto en las definiciones, penetrante y brioso en sus esfuerzos, ganó un lugar de privilegio en el recuerdo del que será difícil poder desplazarlo…»
Marcovecchio ingresó al club en 1909 integrando sucesivamente equipos de cuarta, tercera, intermedia y primera en el club, entre 1910 y 1922. Fue goleador de la cuarta A imbatible de 1910 que disputó la final contra la cuarta B del propio Racing. Vistió la casaca nacional y la de combinados, en numerosas ocasiones, conquistando muchos goles. Se pondera que en toda su trayectoria entre 1908 y 1922 totalizó probablemente más de 500 goles, de ellos 210 en primera.
Fue uno de las estrellas de ocho de los nueve títulos oficiales de Racing Club en la Era Amateur. Se retiró en 1922 del fútbol por una fractura que tuviera en los primeros años de la década del ’20. Igualmente siguió trabajando para el club de sus amores varias décadas más, incluso ocupando cargos relevantes en comisiones directivas. Falleció a los 64 años, pero se lo recuerda como «El hombre-gol», uno de los más grandes de la historia del fútbol nacional. Apodado «Marcovio», sus goles mostraban su oportunismo y ubicuidad en el área rival. Tiene, sin dudas, un lugar de honor en la historia de la Academia.
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