Tres dirigentes cercanos a Massa -dos legisladores bonaerenses y un intendente- reconocieron a Télam que en el espacio ya dan prácticamente por muerta la probabilidad de la conformación de un gran frente electoral que integre al FR y al PRO, y asocian a esa idea el ataque duro del tigrense contra Macri.

“No puedo formar parte de un espacio que piensa que los planes [sociales] la gente se los gasta en chupi y juego. A discutir carguitos no estoy abierto”, disparó el diputado en una entrevista con radio La Red esta mañana.

Consultado por Télam, el intendente Joaquín de la Torre (San Miguel), del entorno más cercano de Massa, manifestó en esa sintonía: “No aspiramos a debatir por un cargo, sino por un acuerdo sobre programas”.

“Si se arregla el tema programático, nos podemos poner de acuerdo con todo el espectro opositor”, señaló, y con respecto a la tajante y constante negativa del PRO para una gran alianza, consideró que “se trata de una especulación política de bajo vuelo”.

Si bien el massismo no cierra la puerta a una negociación, fuentes de la cúpula del partido señalaron a Télam que “nunca hubo un diálogo real” y que “no habrá ningún acuerdo”.

Sin embargo, desde la semana pasada, hubo una embestida mediática por parte de dirigentes massistas (Francisco De Narváez, José Eseverri, Roberto Lavagna y el propio De la Torre) para que el PRO se siente a negociar.

Ante la negativa -explicitada ayer nuevamente por la precandidata a gobernadora, María Eugenia Vidal, y por el propio Macri el sábado pasado-, en el FR pasaron a la ofensiva: el senador provincial Sebastián Galmarini dijo hoy que el PRO “trabaja para un triunfo del kirchnerismo”.

“Está muy clara la jugada del PRO con el kirchnerismo. Ambos intentan invisibilizar a Sergio Massa en una jugada de pinzas, y por el otro, el PRO pretende negar que en la mayoría de las provincias compartieron frentes o candidatos con el Frente Renovador. Hace tres meses que Macri está estancado en las encuestas y Massa creció cuatro puntos en un mes”, enfatizó el cuñado del presidenciable.

Al no haber una gran primaria, Massa teme en octubre ser la principal víctima de la polarización entre el kirchnerismo y el PRO (algo que no pasaría si su candidatura perdiera ante Macri porque desaparecería de la oferta electoral en forma más decorosa), y tiene decidido desde el sábado, como adelantó Télam, potenciar las visitas en las próximas dos semanas al conurbano bonaerense: dos diarias, una en la Primera sección electoral y otra en la Tercera, y en todas acompañado por De Narváez.

En el massismo quieren consolidar el voto duro que tienen en Provincia y en donde mayor diferencia le pueden sacar -según su visión más optimista- al PRO, aunque ahora se hayan visto debilitados por haber perdido tres intendentes en los últimos tres meses (Gustavo Posse, Jesús Cariglino y Daniel Bolettieri de la mano de Darío Giustozzi).

Mientras tanto, en el PRO se muestran firmes en la postura de ir a las PASO solos con la UCR y la CC, confiados en los números, y apuestan a que Massa renuncie a su precandidatura por temor a la polarización o simplemente decante en la irrelevancia de cara a octubre.

Principalmente, buscan concluir los acuerdos distritales con la UCR para fortalecerse en el NOA y NEA -en donde Massa aún está fuerte-, y de hecho este jueves Macri viajará junto a Ernesto Sanz a San Miguel de Tucumán para sellar el frente electoral con el diputado radical José Cano, ex aliado excluyente de Massa.

El PRO busca alcanzar acuerdos definitivos con la UCR también en Santa Cruz y Entre Ríos e incluso sumar en la fórmula para la gobernación a un intendente en la provincia de Buenos Aires (como compañero de binomio de Vidal se habla de los intendentes Juan Gobbi o Miguel Lunghi).