Federico Delbonis tuvo la gran responsabilidad de jugar el partido más importante de su carrera, pero la presión no le pesó. Al tenista de Azul le tocó disputar el quinto punto de la final de Copa Davis ante Croacia y no le tembló el pulso: selló la consagración con un contundente triunfo ante Ivo Karlovic por 6-3, 6-4 y 6-2.

El argentino salió a la cancha consciente de que debía enfrentar a un rival que utiliza el saque como arma primordial. Pero el de Azul tuvo la paciencia necesaria para, no solo agarrarle la mano al servicio de Karlovic, sino también lograr un quiebre fundamental en el octavo juego. Esa diferencia le permitió cerrar el set con un 6-3 a su favor.

La segunda manga tuvo una tónica muy similar. Un Delbonis con una mentalidad estable y con un tenis sólido logró un nuevo quiebre para reondenar un 6-4 que no solo le daba una ventaja más amplia, sino que aumentaba su confianza.

En el tercer, y definitivo, set, Delbonis dio una muestra de su tranquilidad. Con un aplomo ejemplar, dominó ampliamente el juego, no le dio chances a Karlovic y decretó el triunfo con un 6-2 que no hizo más que graficar su amplia supremacía.

Después, solo quedó tiempo para las emociones. El de Azul quedó en el piso, debajo de la montaña humana que conformó la delegación argentina en el alocado festejo.